En primer lugar, en una guerra ninguna de las partes gana, a pesar de que una de ellas se imponga en cuanto a fuerza militar o expanda su territorio, siempre se generan pérdidas humanas, económicas, sociales, de infraestructura, que hacen que el resultado sea de todas formas de un costo demasiado alto. En este sentido, la guerra afecta a todas las partes involucradas, sin duda los ejércitos ponen en riesgo sus vidas e integridad, e incluso se generan afectaciones indirectas a actores que nada tienen que ver.
En el caso de la invasión rusa a Ucrania, los primeros grandes afectados han sido la población civil ucraniana, quienes de la noche a la mañana se vieron dentro de ciudades bombardeadas y sitiadas por fuerzas militares extranjeras. Pasar de una vida cotidiana normal a tomar la decisión de permanecer en un país en guerra o huir a un país extranjero dejándolo todo, además del miedo a morir de manera violenta bajo cualquiera de las dos decisiones, también afecta psicológicamente a la población involucrada, pudiendo generar incluso trastornos psiquiátricos. En este contexto, las víctimas mortales, los heridos y los desplazados, forman parte de un drama humano sin precedentes.
La separación de las familias, considerando que quienes son evacuados son en su mayoría mujeres, niños, y adultos mayores, genera una afectación no solo emocional, sino también implicaciones demográficas en la economía actual y futura de Ucrania y de los países receptores de personas refugiadas. En esta crisis, se evidenció también la dificultad de evacuar por parte de extranjeros que estaban de manera temporal en Ucrania, como ha sido el caso de cientos de jóvenes estudiantes ecuatorianos que han tenido que escapar de emergencia.
Por su parte, la sociedad civil rusa también está siendo fuertemente afectada. Si bien muchas de las sanciones económicas han sido impuestas directamente a Vladimir Putin y miembros allegados a su gobierno, con el pasar de los días las restricciones financieras, comerciales, de información, de servicios, van afectando a la vida diaria de los ciudadanos rusos. Asimismo, con las sanciones se está generando a nivel global un lamentable sentimiento de discriminación hacia la población rusa.
En estos ejemplos, se observa una muestra de la complejidad de las afectaciones a todo nivel de un conflicto internacional. Frente a esto la única salida es el diálogo y la negociación de un cese definitivo de las hostilidades que pueda evitar más crisis, dolor y muerte.