Al observar las reacciones de las poblaciones europeas y americana, me pregunto sobre los motivos que originaron esta crisis económica y política de incalculables proporciones. La economía mundial afectada por el uso y abuso de las libertades de los mercados sirvieron para que pocos acumularan incontables recursos a costa de muchos que tienen poco, generando el detonante de esta crisis que no sabemos cómo ni cuándo terminará.
Estados Unidos, la nación más poderosa del mundo, el ícono del capitalismo y de las libertades, ha sido el ejemplo más palpable de que el ejercicio indiscriminado e irresponsable de estas puede traer serias consecuencias afectando el bienestar de los pueblos. Una economía concentrada en un mundo financiero meramente especulativo trajo como consecuencia la quiebra de grandes bancos de inversión, poniendo en riesgo los ahorros de muchas personas que confiaban en la estabilidad de los mercados, lo que obligó al Gobierno americano a poner ingentes recursos en un saco roto para realizar el “salvataje” financiero más importante del que se haya tenido noticia en los últimos tiempos.
Los países europeos, hasta hace poco gran ejemplo a seguir por la fortaleza de la Unión Europea y la supuesta consolidación de la Eurozona, hoy atraviesan problemas muy serios debido a que su banca está tan cargada de activos de difícil realización como la americana; las colocaciones de créditos de los países de Europa del Este, que por venir en yenes, francos suizos y euros, a fin de reducir las tasas de interés nominal y hacerlas atractivas, terminaron siendo impagas por la devaluación de las monedas de los países deudores, ya que el costo de esta estrategia fue que el riesgo cambiario se trasladó de la banca a sus clientes; y finalmente el alto nivel de endeudamiento de la deuda de ciertos países integrantes de la Eurozona, como Grecia, España, Portugal e Italia.
Estos trágicos eventos me hacen preguntar: ¿Dónde estuvieron los controles del Estado para garantizar y proteger el ahorro ciudadano y el bienestar colectivo? ¿Dónde están los responsables de este colapso financiero? Cuando me hago estas preguntas me encuentro con una sola respuesta, no pueden existir libertades sin el ejercicio paralelo de las responsabilidades, porque los mercados no son instituciones per se, estos responden a decisiones políticas y, en consecuencia, tal como lo reconocía Adam Smith, son estas las que asignan el marco de riesgo que permite su funcionamiento. Cuando los sistemas no cumplen con el objetivo de proteger el bienestar general, sus consecuencias no son solo financieras y económicas, sino también políticas, regionales y mundiales.
Continuará.