¡Ya no más una policía corrupta! ¡Nunca más una institución pública con un gran rabo de paja que le impide gozar de la confianza y el respeto de la ciudadanía! Los funcionarios públicos, cualquiera que sea su lugar de trabajo, deben ser modelos de honestidad, capacidad y responsabilidad para la comunidad. Conviene recordar en este punto que los imperios y las naciones se derrumban a partir del momento en que aparece la corrupción, el primero y mayor síntoma de la desintegración de una sociedad. Es muy comprensible entonces la decisión del gobierno de imponer un proceso de depuración severa en la Policía Nacional, cuando las quejas de la ciudadanía así como las pruebas de hechos delictivos cometidos por algunos de sus miembros, con diferentes grados policiales, son evidentes.
La respuesta a tanta desvergüenza e inmoralidad proveniente precisamente de quienes están obligados por las leyes a velar por el orden nacional y la defensa y protección de los derechos de los ciudadanos, está llegando por parte de las autoridades policiales en atención a las órdenes provenientes del Ejecutivo, que se encuentra decidido a rescatar la honestidad en las filas policiales. Así, en el año 2013, el ministro del Interior anunció en rueda de prensa que el gobierno cesó a 203 policías, tras un riguroso proceso de investigación de los uniformados que habían incurrido en graves delitos como asociación ilícita, atentado contra el pudor, asalto, cohecho, extorsión, falsificación de documentos, ocultación de evidencias en procesos judiciales, hurto, robo, tráfico de drogas, plagio, secuestro, tenencia ilegal y uso indebido de armas, evasión de detenidos, malversación de fondos, intento de asesinato, entre otros.
El 17 de septiembre de 2014, el jefe de Estado Mayor de la Policía Nacional desvinculó de la institución a 5 malos policías, un teniente, dos sargentos segundos y dos cabos primeros. La autoridad policial expresó en el acto desarrollado en el patio de ceremonias de la Escuela Superior de Policía: “Procedo a retirar estas insignias a ustedes, porque se alejaron de su misión constitucional, y (por) haber deshonrado a la Policía Nacional y al pueblo ecuatoriano”. Así también, en junio de 2014, el ministro del Interior comunicó en rueda de prensa que 322 miembros de la Policía Nacional fueron separados de sus funciones.
Explicó que 124 registran causas penales, 112 habían sido sentenciados por el Tribunal de Disciplina, mientras que 84 son reincidentes en el cometimiento de faltas disciplinarias. “La Policía se encuentra desde hace 3 años en un proceso de depuración”, dijo entonces el funcionario. Los separados son un Coronel de Estado Mayor, 2 tenientes coroneles, 2 capitanes, tres tenientes, tres subtenientes, tres suboficiales, 20 suboficiales segundos, 25 sargentos primeros, 40 sargentos segundos, 84 cabos primeros, 112 cabos segundos y 25 policías. Entre los exuniformados separados, el 97% son hombres y el 3% mujeres. De igual manera, en el año 2013 fueron dados de baja 208 policías, por actos de indisciplina.
Para tranquilidad del pueblo ecuatoriano, para el logro de la buena marcha del orden y la paz en el país, para la sobrevivencia con dignidad del Estado, así como para el rescate del respeto a los derechos de la ciudadanía, la nación espera que el proceso de depuración de la Policía Nacional continúe hasta lograr el más alto nivel moral de sus miembros. (O)