La visita no fue motivo de atención de la mayoría de la prensa privada (como tampoco ese tipo de encuentros o noticias que generan otro sentido de la política del actual Gobierno). Al contrario, el silencio dijo mucho. Y a la vez produce una corriente nula de opinión en todos aquellos que consideran al movimiento indígena como un bloque homogéneo e indivisible, pero también para desdibujar cómo se procesa en ese espacio geográfico la posibilidad de explotar el ITT.
En el fondo, ese diálogo, en medio de una caminata y un almuerzo, conectó a Rafael Correa con ese mundo en una dimensión que él supo procesar cuando la explicó en la última sabatina.
No fue una conversación protocolaria, desde la mirada de los waorani. Al contrario, al no ser víctimas directas del colonialismo español, los “waos” hablan de frente, sin ceremonias ni protocolos. Igual lo hace Correa, siempre. Por lo mismo, ese diálogo tiene una legitimidad enorme y, por tanto, no necesita escándalos, paros, movilizaciones, boletines de prensa o acciones de hecho por parte de los indígenas para dar a conocer sus tesis.
De ahí que el encuentro ha dejado varios temas conectados para saber cómo se procesará políticamente -de las dos partes- la realidad amazónica en su múltiple, compleja y hasta tensa situación.
Los “waos” hablan de frente, sin ceremonias ni protocolos. Igual lo hace Correa, siempre. Por ello, ese diálogo tiene una legitimidad enormeSin embargo, hay un elemento en juego que parece disolver toda la “batalla mediática” que se ha desatado por la decisión de explotar el ITT: cuando un presidente dialoga directamente con los dirigentes indígenas que supuestamente serían afectados, las cosas adquieren otro cariz. Y la dirigencia indígena entiende que hay otro asunto de fondo en todo esto: ¿cómo sobrevivir, como seres humanos, en una sociedad capitalista, con la presión del consumo y el crecimiento de la frontera agrícola, si el Estado es el único que les puede garantizar las condiciones básicas para una vida digna? Al parecer, al mirar este tema en su esencia es que ahora en el movimiento indígena hay un “congelamiento” en la supuesta disputa sobre el tema ITT. Se nota, en varias entrevistas y hasta en los silencios de algunos dirigentes, que más allá del tema ecológico y conservacionista hay una realidad intocada: miles de “waos” están gritando al mundo que les ayude a vivir, que existan escuelas y hospitales para poder afrontar este mundo nuevo. Incluso, con todos sus problemas organizacionales internos, los “waos” le dicen al mundo (que es lo que no recoge la prensa) que con el Gobierno es que pueden resolver sus problemas urgentes, que no será solo la naturaleza en su estado puro lo que les garantice esa vida digna.
Por eso es simbólico y hasta histórico ese encuentro y diálogo entre Rafael Correa y los waoranis, la semana pasada, pero que no significó para los ultrainteligentes analistas de este país (mucho menos para los neoecologistas) una razón para reflexionar más allá de lo que desde ciertas élites políticas se fragua al calor de la disputa, como antesala electoral.