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El Telégrafo

Correa y el reencuentro de la patria

09 de febrero de 2013

Cuando se inició la primera presidencia de Rafael Correa, el lema “Volver a tener patria”, enunciado por Benjamín Carrión en días especialmente oscuros de nuestra historia, adquirió máxima vigencia. Ecuador era un país desmoralizado, que había perdido junto con uno de los signos de su identidad, la moneda nacional, la fe en sus posibilidades de recuperación después de la debacle de fin de siglo que expulsó a millones de coterráneos. Los ensayos con varios gobiernos fueron infructuosos y la inestabilidad política se volvía un rasgo nacional.

Cuando casi todo parecía perdido, emergió una nueva fuerza conformada por personas de variada procedencia. Algunos venían de una larga militancia infructuosa; otros se estrenaban en la lucha por el cambio. Hubo gente de todas las regiones del país, de variadas etnias y pensamientos. Desde el inicio estuvo al frente, como única opción, el joven economista Rafael Correa, que, en el breve lapso en que desempeñó un ministerio, habló con un lenguaje distinto enfocando los grandes problemas no resueltos y planteando un programa que llevaría a los ecuatorianos a sentirnos orgullosos de serlo, a perder complejos y demostrarnos a nosotros mismos que éramos capaces de reconstruir el país. Inyectó optimismo, aprecio por lo nuestro y renovada fe en un futuro de dignidad y soberanía.

En vísperas de nuevas elecciones presidenciales, la mayoría ha tomado su decisión respecto del candidato que le parece más adecuado. Contrariamente a quienes nos dicen que el pueblo es irreflexivo y no sabe por qué vota, pienso que el soberano tiene muy claras las ideas y resulta cada vez más difícil engañarlo.

Por la obra realizada y las promesas cumplidas, según el criterio de muchos, el nuevo triunfo de nuestro Presidente, en primera vuelta, es inevitable. Lo es porque vivimos en una democracia que se construye día a día, en la que todos tenemos cabida y en la que los olvidados de la Tierra son, por fin, tomados en cuenta; porque miles de jóvenes se preparan en las mejores universidades del mundo,  porque nuestro país es soberano y decide por sí mismo, sin bases extranjeras ni condicionamientos económicos. Porque se ha retomado la consigna integracionista de nuestros padres fundadores y en un plano equitativo se avanza a la formación de la gran Patria Latinoamericana; porque cuando ahora se dice Ecuador, hay interés y respeto en el ámbito internacional.

Porque con la Revolución Ciudadana estamos recuperando la patria.

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