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El Telégrafo

Correa, la Sorbona y el capital

08 de noviembre de 2013

No soy de rendir pleitesías. Pero hay algo que admirar, mucho que admirar, de un presidente que es capaz de pararse en un auditorio de la Sorbona, frente a 2.000 personas, y dar una conferencia magistral sobre las lecciones que América Latina puede dar a Europa frente a la crisis. En un discurso que variaba entre lo técnico y lo ideológico, el Presidente demostró que puedes tener un PhD y también una conciencia. Porque así como habrá detractores, críticos o simplemente hastiados de la retórica del ser humano sobre el capital, la pertinencia de esta visión es inobjetable.

La experiencia que hemos tenido con nuestra imagen internacional ha sido variopinta, sesgada hacia lo ridículo. Nuestro ejercicio internacional rara vez ha estado tan ligado al ámbito académico, ni mucho menos reconocido como aceptable. Nunca hemos estado en posición de dar lecciones a nadie. El virtuosismo oratorio de los Abdalá, Alarcón, Mahuad, Gutiérrez y Noboa nunca fue solicitado por nadie más que una sala vacía, un aplauso sosegado y una palmada en la espalda. Como la memorable intervención de Lucio Gutiérrez frente a la ONU, cuando pidió que este organismo intervenga en el Plan Colombia. ¿Se acuerdan? ¿No?

En un discurso que variaba entre lo técnico y lo ideológico, el Presidente demostró que puedes tener un PhD y también una concienciaEste Gobierno ha tenido sus altibajos, pero hay una coherencia discursiva y una convicción ideológica que, por lo menos, ha generado un tono menos paternalista e impositivo de nuestros “pares” internacionales. No todos los días un ecuatoriano tiene la oportunidad de mandar a paseo al vicepresidente de los Estados Unidos a través del teléfono. Y es esta condición la que, por un lado, nos ha convertido en el eventual centro de la crítica internacional y, en igual medida, de su elogio.

No es la primera vez que el presidente Correa se aventura a dar lecciones sobre la crisis a Europa. Si bien su posición frente a las políticas utilizadas por la Unión Europea para mediar la crisis financiera -una crisis de coordinación según Correa- pasará como parte del anecdotario de las aproximaciones al problema, habrá que reconocer que la crítica debe calar profundamente dentro del trabajador europeo medio. El que vio a su Gobierno utilizar $ 570 mil millones para salvar a los bancos, mientras perdía su trabajo, la protección del Estado y, de paso, su casa.

No somos extraños a esas crisis. Lo que sí parece es que no hay nada nuevo bajo el sol. Parece que eso de actuar en función del capital es más que una frase de campaña.

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