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El Telégrafo

Contrerismo

03 de septiembre de 2012

"Durante un año me han estado criticando porque no convoqué a Felipe Caicedo y ahora que lo convoco, empiezan a preguntar ¿por qué lo he convocado? No entiendo."

Lo que pasa, querido director Rueda, es que esos que lo criticaban por lo uno y por lo otro son los enfermos de una epidemia que afecta a algunos cuantos, que tienen voz en la radio, prensa y televisión, que lo critican todo. Suele decirse: "Palo porque bogas y palo porque no bogas".

Si eso pasa en el deporte, imaginemos lo que sucede en el campo político, atomizado con tantos partidos, movimientos y agrupaciones de propiedad privada, de los que ambicionan la figuración. Esta enfermedad de los Contreras (o contrerismo) se manifiesta cuando un paciente se pone en contra de los que están a favor y en contra de lo que están en contra.

En Estados Unidos los enfermos terminales del contrerismo resuelven su problema a balazos como acaba de suceder en un centro comercial y antes en un cine y más antes en algunas escuelas. En Colombia el contrerismo ya salió a flote cuando el presidente Santos tuvo el acierto de convocar a luchar a favor de la paz: inmediatamente salieron a vociferar los que prefieren vivir en guerra.

También en la primavera árabe los contreristas vienen resolviendo sus problemas a punta de bala, matando mujeres, ancianos y niños con armas de ejércitos regulares y de tropas mercenarias organizadas desde afuera por las potencias intervencionistas. En América Latina el contrerismo se manifiesta, hasta ahora, con la verborrea que habla a gritos, pero de allí no se pasa: salvo que aparezcan los del MPD, garroteros por vocación.

Los sobrevivientes a las guerras mundiales, a las guerras frías o de baja intensidad, se consuelan en compartir la existencia con los enfermos del contrerismo cuya pasión es llevar la contraria, convenga o no convenga, pero llevar la contraria.

En lugar de conseguir firmas, una a una, prefieren optar por la facilidad de comprar un paquete y luego declararse en contra del sistema de presentación de un porcentaje del electorado para probar la existencia de un partido. Si se quiere construir una carretera en Bolivia no faltan quienes se oponen sin argumento alguno y dicen que van a luchar hasta las últimas consecuencias aunque la carretera sea indispensable para el desarrollo de esa región.

Y si el Contreras tiene un micrófono o se esconde detrás de la pantalla o le permiten escribir una columna, entonces por allí desahoga su enfermedad y mientras más argumentos tenga para llevar la contraria, más éxito en su profesión.

¿Qué se le puede aconsejar a Rueda para su juego frente a Bolivia con respecto a “Filipao”? Simple: que lo haga jugar y verán que si mete un gol, los Contreras se cambiarán de bando por un instante hasta que reaccionen y vuelvan a su estado normal cuando hayan cargado las baterías con el odio.

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