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El Telégrafo

Contradicciones imperiales

14 de octubre de 2013

Aunque parezca mentira, la seguridad social es desde hace mucho el talón de Aquiles de  los EE.UU., al extremo de que el IESS, del que algunos se quejan, presta servicios de lujo en comparación con los de ese país. Cualquier intervención quirúrgica puede causar la ruina de una familia que no tenga seguro privado, que cuesta un ojo de la cara, y  cuyas atrocidades se denuncian en Sicko, del gran director M. Moore.

Para paliar en algo este desastre social, el presidente Obama promulgó una ley, la  Obamacare, aprobada por el Congreso y declarada constitucional por la Corte Suprema de Justicia, que posibilita el amparo médico de toda persona, obliga a las aseguradoras a afiliar al cliente sin discriminarlo caprichosamente, como antes. Según Obama, el 15% de la población no goza de los beneficios de ningún seguro, lo que causa la muerte de “decenas de miles” de ciudadanos que ahora podrán “obtener un seguro sanitario por cien dólares o menos”.

A esta ley se opone el Tea Party, una fracción del Partido Republicano financiada por los grandes empresarios, y que si fuera destilada dejaría de rescoldo un concho fascista, pues es racista, combate al inmigrante, lo amenaza de muerte y acusa de “alta traición” al que apoye la Obamacare.
Para impedir su implantación, los republicanos chantajean al gobierno con no aprobar la elevación del techo de la deuda pública de los EEUU, lo que puede afectar no sólo a la economía de ese país sino que causaría un efecto dominó en gran parte del planeta, donde se elevaría la tasa de desempleo, ya de por sí preocupante, y provocaría la inestabilidad de los mercados financieros del mundo entero.

A partir del 17 de octubre, los EE.UU. dispondrán de solo 30.000 millones de dólares para cumplir con obligaciones muchísimo más altas; por ahora, desde el 1 de octubre, gran parte de la administración pública, la menos indispensable, se ha quedado en casa sin devengar salario alguno. Como siempre, el único que sale seco de estas aguas cenagosas es el Complejo Militar Industrial, al que nadie se atreve a tocar. 

Obama advierte que de no elevarse el techo del endeudamiento público, al país le sobrevendrá la parálisis total, algo peor que lo actual; según destacó: “Nadie puede dañar nuestra economía y la de millones de personas inocentes sólo porque hay un par de leyes que no les gustan” y, visiblemente irritado, se comprometió a no ceder un ápice en esta lucha sin cuartel.
¿Cederá el Tea Party? !No! Buscan tumbar el gobierno. Presidente Obama: valen  los hechos no las palabras.

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