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El Telégrafo

Contradicciones

01 de septiembre de 2012

¿Qué gana Correa otorgando asilo a Julian Assange? ¿Cómo pudo solicitar asilo en un país en donde “los Assange ecuatorianos, sin el glamour estudiado del australiano” lo tienen mal para ejercer su profesión? “Assange clama por los periodistas desde un país que los persigue”. Son algunas de las frases que se recogen en la prensa internacional, a propósito del asilo otorgado por Ecuador al fundador de WikiLeaks.

Hablan de una contradicción inexplicable al referirse a que Assange se haya refugiado en un país donde, según ellos, no existe libertad de expresión, y en donde los periodistas son perseguidos y encarcelados. Es normal que las empresas mediáticas hagan piña y publiquen todas lo mismo. Al fin y al cabo el que paga manda y muchos periodistas deben someterse por un sueldo para sobrevivir.

En tiempos de Internet, el cortar y pegar se impone sobre la investigación y el rigor. La información que se obtiene, muchas veces, se da por buena y no siempre es contrastada. Los medios generalistas nacionales han difundido al mundo que en Ecuador no existe libertad de expresión y algunos medios de fuera, adeptos al cortar y pegar, lo repiten como si esto fuera una realidad incuestionable.

La libertad de expresión es el derecho innato del ser humano a expresarse, a emitir opiniones, a decir lo que piensa, a hacerse presente con su voz y pensamiento a través de cualquier medio, no exclusivamente a través de los mass media. Si recordamos que esto es libertad de expresión, la verdadera paradoja radica en que muchos medios masivos en Ecuador, justo los que pregonan que en el país no existe libertad de expresión, nunca han permitido que a través de sus micrófonos, a través de sus pantallas y de sus páginas se expresen los afroecuatorianos, los pobres del país, los pueblos indios, los montubios. Estos sectores suelen aparecer sí, pero solo cuando protagonizan desastres y dramas personales.

La mayoría de medios privados habla de libertad de expresión, pero no ha cedido sus espacios a importantes grupos sociales del país. Si repasamos las imágenes de la televisión ecuatoriana, desde sus orígenes, notaremos que jamás ha tenido un presentador de noticias afroecuatoriano, nunca ha tenido una presentadora india, y notaremos que aun, ahora en el siglo XXI, hay pocos rostros mestizos. Su forma de aplicar libertad e igualdad más bien tiene un tufo racista. Nunca en estos medios se ha escuchado el kichwa, ni otras lenguas que se hablan en el país. Por tanto, han ignorado y han hecho invisible a un sector importante de la población ecuatoriana y así, sin mirarse al espejo, se abanderan de la libertad de expresión.

En los años 90, cuando el Gobierno de ese tiempo mandó al Ejército a asaltar y cerrar medios comunitarios no dijeron nada. Ningún medio privado defendió la libertad de expresión ni la libertad de prensa. La mayoría de medios generalistas nacionales no es representante de la libertad de expresión, pero de forma arrogante ha inventado una libertad de prensa a su medida que ampare su falta de respeto a las libertades y derechos de los individuos.

La libertad de prensa no puede estar separada de la responsabilidad, de la honestidad y del rigor informativo. Pero la desfachatez de muchos medios prefiere que campee el libertinaje para arrasar, cada vez que haga falta, con los derechos innatos del ser humano al honor y a la privacidad. Para ellos cualquier intento de regulación es atentar contra esa libertad de expresión creada a su medida.

Los medios generalistas se hacen llamar medios independientes, y sí que son independientes, independientes de los pobres del país, de los derechos de la ciudadanía y de los intereses nacionales.

Quienes ven una contradicción en el pedido de asilo de parte de Assange a Ecuador son aquellos que aseguran que no existe libertad de expresión en este país. Se ve claro que, para ellos, la libertad de expresión es un patrimonio de las empresas mediáticas, y no un derecho de las y los ciudadanos.

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