Las transformaciones alcanzadas en el Ecuador deben continuar en los próximos años por lo que es clave la transformación de la matriz productiva. Transformaciones que no solo requieren capital para el financiamiento, acceso a tecnología adecuada para poder consolidar la sustitución selectiva de importaciones en los sectores estratégicos, etc., pero quizás el elemento más importante sea el consolidar un acuerdo, un pacto social sólido y sostenible a largo plazo.
Sin este pacto social no importará si tenemos los demás elementos para la transformación de la matriz productiva; no se podrá avanzar adecuadamente, se generarán distorsiones a todo nivel y podría llevarnos al fracaso. El Ecuador ha dado pasos sólidos en la configuración de un pacto social y una de las manifestaciones es la progresiva politización de la población; el que la misma tome posición, debate diversos temas y poco a poco se involucre en la toma de decisiones. Esta politización es la vía adecuada para asumir un proyecto político que ya no se reduce a un movimiento político que lo impulsa sino que se va convirtiendo en la palanca social de las mayorías en el país. Efecto de esto son las sucesivas victorias que el gobierno ha tenido en el campo electoral.
Sin embargo, aún es necesario rebasar el momento electoral hacia una actividad política más sostenida. La sociedad misma va poco a poco desarrollando nuevos modos de hacer política y manifestando con más apertura sus demandas. Pero es necesario avanzar más rápidamente, si no la transición social nos puede llevar a niveles de consumismo que se convertirían en la piedra de toque del proyecto político. Entonces, las futuras elecciones son clave, como lo son todas, para avanzar hacia la descentralización y desconcentración del Estado, para avanzar hacia el cambio de la matriz productiva en los territorios acorde a la reconfiguración de la organización territorial en el país. Así iremos hacia múltiples polos de desarrollo dejando atrás el bicentralismo clásico con sus poderes locales que han sido el sostén del modelo oligárquico.
Las próximas elecciones deben permitir que el proyecto político desde los territorios tome forma propia de desarrollo de tal manera que la diversidad y la diferencia tengan una participación histórica en el desmonte de la caduca matriz productiva existente. El tiempo de la transición que hemos vivido se va terminando y entraremos en una nueva fase estructural y social, por tanto, la forma del pacto social existente debe modificarse y sostenerse desde todas las formas de organización territorial; así se vencerá a las tentativas de radicalidad, sin sustento ideológico, de aquellos sectores que han perdido el rumbo de la historia.