Publicidad

Ecuador, 28 de Septiembre de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo

Conflicto en Siria

13 de septiembre de 2013

En el año 1973 el pueblo sirio aprueba una nueva Constitución. Siria es declarada República Popular y Socialista. Siria tiene importantes yacimientos de petróleo y gas natural. Además, su ubicación la convierte en una zona de gran importancia geoestratégica.

En estos tiempos, el gobierno de Obama afronta una enorme deuda externa. Según especialistas en el tema, son 15,9 billones de dólares. Esta situación ha provocado la aplicación de políticas de “recortes” de gasto público sin precedentes. Esto afecta los servicios sociales a la población más vulnerable; como, por ejemplo, al programa Food Stamps (Vales Alimentarios), dirigido a los que no tienen dinero para comprar alimentos. El propio Gobierno, a través de su Departamento de Agricultura, define la situación como “food insecure”, que se refiere a las personas que padecen hambre; serían 49 millones de ciudadanos y residentes estadounidenses los afectados. Así lo establece el informe Food Insecurity Survey. Department of Agriculture. US Federal Government. 2012.

La crisis política y económica -también en los Estados Unidos- la pagan los más pobres. El nivel de vida de las familias estadounidenses ha ido disminuyendo en los últimos treinta años. Eso explica, en buena parte, el rechazo de los ciudadanos y ciudadanas hacia la clase política estadounidense.

Siria no está alineada con los EE.UU. Tampoco está bajo el control del FMI. Suficientes razones para agredirla y colocar un gobierno títereLas mayorías plantean una drástica reducción del enorme gasto militar (718.000 millones de dólares para 2013), puesto que consume el 20% del presupuesto federal. El bombardeo a Siria costaría unos 2.000 millones de dólares. Ante tal posibilidad, las acciones de las empresas que forman parte del complejo militar-industrial ya subieron en la bolsa.

El accidente de Fukushima en Japón, ocurrido el 11 de marzo de 2011, produjo explosiones en los edificios que albergaban reactores nucleares, con la consiguiente liberación de radiación hacia el exterior. Esta central, con seis reactores, producía un total de 4,7 gigavatios de energía eléctrica. Como consecuencia de este hecho, varios países europeos optaron por cerrar las centrales nucleares más antiguas y suspender los proyectos nuevos que estaban en marcha, por los peligros de la radiación para la población y el medio ambiente.

Actualmente, se necesitan enormes cantidades de gas para mover las turbinas y producir energía eléctrica en Europa. De allí la importancia de Siria y sus puertos sobre el Mediterráneo para trasladar el gas hacia el Viejo Continente.

Arabia Saudita y Qatar están muy interesados en esta ruta. Por ello apoyan y financian a los “rebeldes” (en realidad, mercenarios) para que derroquen a Bashar al-Assad y así poder utilizar el puerto de Tartus que está a orillas del Mediterráneo.  

El asunto es que la República Popular y Socialista de Siria no está alineada con los EE.UU. Tampoco está bajo el control del FMI. Suficientes razones (según el imperio decadente) para agredirla y colocar un gobierno títere.

El 60% de los ciudadanos estadounidenses no está de acuerdo con una nueva aventura bélica en Siria. El asunto de las armas químicas es solo un pretexto. El sistema político estadounidense afronta -lo dicen sus propios ciudadanos- una enorme crisis de credibilidad y legitimidad.

Contenido externo patrocinado