El Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UDLA acaba de presentar los resultados de una interesante investigación sobre los cóndores ecuatorianos, considerados una especie en peligro de extinción. El trabajo grupal, encabezado por el Vet. Jorge Navarrete, llama más la atención, porque en el mundo existen muy pocos estudios genéticos de esta ave emblemática.
Menos de cincuenta cóndores andinos (Vultur gryphus) existen en el territorio del Ecuador, y tan solo 27 individuos fueron identificados exitosamente en el último censo por fotoidentificación; de estos, la mayoría es de aves adultas, existiendo muy pocos jóvenes para reponer y mantener la variabilidad genética de esta especie.
El propósito de estudiar el ave fue entender su biología y su genética, con el propósito de plantear estrategias para reintroducir al cóndor a su territorio, aumentar su población y evitar que se extinga definitivamente del país.
Se trabajó con 19 especímenes mantenidos en cautiverio en centros de tenencia de fauna autorizados y zoológicos, donde se recolectaron muestras de sangre, con los procedimientos más inocuos para las aves. La investigación principal se orientó a la genética y la caracterización de los individuos por medio de pequeñas porciones de ADN llamadas microsatélites (STR similares a los usados para pruebas de paternidad o forense en humanos).
A través de su frecuencia, se calcularon sus relaciones de parentesco para que, una vez entendidas, se pudieran planificar cruces entre individuos no emparentados, o lo más lejanos genéticamente, y así mantener la diversidad genética y evitar la endogamia que es una de las principales causas de extinción de las especies.
Utilizando 6 marcadores microsatélites, diseñados para especies parecidas como el cóndor californiano (Gymnogyps californianus), que atraviesa la misma situación de peligro y se han realizado acciones para su conservación, se logró una confiabilidad y eficiencia de más del 90% para caracterizar el grado de parentesco de los cóndores ecuatorianos.
El análisis de la variabilidad genética reveló un nivel alto de parentesco, aunque desde el punto de vista reproductivo no se han dado problemas en los cruces espontáneos. Pero el grado de consanguinidad, que va desde el 50 al 92% de coincidencias genéticas, revela una alerta para esta especie.
El estudio propone que para la conservación y mantenimiento de la variabilidad genética de esta especie, deben tomarse enérgicas medidas de control de su hábitat y buscar nuevos cruces, incluso por importación de individuos que estimulen una mayor variabilidad genética y adaptabilidad.