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El Telégrafo

Concertación italiana

02 de mayo de 2013

En el último domingo de abril, ha sido juramentado como nuevo primer ministro de Italia Enrico Letta, de 46 años, uno de los políticos italianos más jóvenes que asume el control del gobierno desde la Segunda Guerra Mundial. Proviene del Partido Democrático (PD) de centroizquierda y ha tenido una larga carrera desde inicios de la década de los noventa, cuando se unió a los desaparecidos Demócratas Cristianos (DC) que dominaban la política italiana de la posguerra.

Por primera vez en Italia, desde 1946, se produce un importante consenso político para sacar al país de una grave crisis económica y política. Se unen la izquierda de origen en el Partido Comunista, principalmente la nueva generación de esta gran organización popular que heredó el hoy llamado Partido Democrático, haciendo causa común con los demócratas cristianos nuevos y los neoconservadores del partido de centroderecha, Pueblo de la Libertad (PDL), de Berlusconi.

El sábado pasado, Letta llegó conduciendo su vehículo al palacio del Quirinal para anunciar al presidente de la República, Giorgio Napolitano, el acuerdo entre las fuerzas políticas mayoritarias en el Parlamento italiano.
La mayoría del gabinete ministerial es gente nueva que tiene la misión de tender puentes entre los dirigentes políticos tradicionales dominantes de la política italiana desde hace 20 años y las generaciones de jóvenes que recién están incursionando en dicha actividad.

El nuevo Primer Ministro necesitará todas sus habilidades diplomáticas para mantener al gobierno de coalición y controlar las tensiones con la centroderecha, dadas las profundas desavenencias entre los dos bloques rivales. Muchos de los miembros del Partido Democrático encuentran aberrante la idea de un pacto con Berlusconi, ya que incluso antes de la toma de posesión del nuevo gobierno, el PDL demandaba la abolición de un impuesto a la vivienda y el repago de los impuestos del año pasado, una promesa electoral de Berlusconi que supondrá un agujero fiscal de 8.000 millones de euros en los planes presupuestarios para este año.

El flamante gobernante aseguró que su régimen dará la prioridad a frenar “la pesadilla del empobrecimiento” de Italia, y que para ello va a reducir los impuestos para los trabajadores con contratos permanentes, con jóvenes y recién contratados. Y agregó que “reducir la presión fiscal sin endeudarse” será el objetivo de su gobierno. Si logra la aprobación de una reforma electoral en el Congreso y toma medidas para restablecer la dinámica económica, tendrá las credenciales para ser una figura dominante en Italia durante los próximos años.  

En la actual crisis económica, ética, política y social de Europa, este cambio de gobierno en Italia ha concitado mucho interés en el Viejo Continente y el resto del mundo. Los italianos tienen la esperanza de que el gobierno recién posesionado sea estable y que pueda relanzar con éxito la economía, para salir de la profunda recesión que viven en la actualidad.

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