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El Telégrafo

Conaie, el regreso de esa ‘izquierda’

04 de agosto de 2013

No se equivocaron los líderes históricos del movimiento indígena ecuatoriano cuando señalaron como un grave error la participación electoral de este sector social. A esas críticas faltaría añadir que algunos (por suerte pocos) de los actuales dirigentes hasta a la hora de posar para la foto y para abordar las crisis internas reproducen las actitudes y gestos de los políticos tradicionales. Tanto que a Humberto Cholango (dirigente joven, firme, honesto, inclaudicable, como siempre lo he dicho) ahora lo señalan con los mismos adjetivos y procedimientos de la llamada partidocracia, por el “pecado” de dar la mano al Presidente de la República.

Quienes castigan a Cholango son los mismos que se autoproclaman los únicos estandartes de la izquierda ecuatoriana. Y como tal, cualquiera que no esté de su lado es de derecha o contrarrevolucionario. Incluso denostan del poder y varios de ellos ejercen poder en diversas instancias y ahí no hay problema de dar la mano a los de la derecha de la zona o reunirse con los representantes de las cámaras de la producción de Guayaquil. ¿Eso es falso?

El problema de fondo es que haya o no diálogo con el Gobierno (como demandan algunas bases de la Conaie), en la práctica política del Ecuador hablar con el “enemigo” es sinónimo de claudicación. Y así asume ahora la izquierda plurinacional la relación con el único gobierno de izquierda de la historia reciente, partiendo de lo dicho antes: se autoproclaman como los más puros, sin mancha alguna en su gestión.

¿Urge una relación y un diálogo de todas las izquierdas? ¿Las próximas elecciones serán de nuevo el escenario para revelar esas inquinas y particularismos de la izquierda ecuatoriana? ¿Cuál será la bandera de las izquierdas para sustentar los gobiernos autónomos descentralizados? ¿Qué rol jugarán la Conaie y Pachakutik en esas elecciones? ¿Cuál es su propuesta política para la transformación de los gobiernos locales? ¿Por qué ya no pronuncian la palabra revolución esos dirigentes indígenas autoproclamados de izquierda pura?

Por ahora, en el mundo entero, la izquierda tiene unas obligaciones históricas que no se van a cumplir ni satisfacer con radicalismos insulsos. Por ejemplo: la pérdida de hegemonía de EE.UU. y la necesidad de una multipolaridad real pasa por consolidar y profundizar procesos políticos coherentes, sostenidos y con base en la unidad de todas las fuerzas revolucionarias de todo el planeta.

América Latina tiene un reto enorme con base en una tensión permanente: constituirse en una región de transformaciones a pesar de la presencia de un imperio vecino que no deja de imaginar el continente como su territorio soberano y a su servicio.

Y ahí, en toda esta región, la izquierda tiene una sola tarea trascendente: eliminar la pobreza y construir unas sociedades prósperas. No queremos servicios precarios ni una mala calidad de vida como sí pasa, todavía, en municipios administrados por ciertos dirigentes de la Conaie.

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