Pareciera que el candidato republicano del imperio tiene más partidarios entre nuestros “pelucones” que en la misma “yoni”. Qué lambones con el imperio, qué alfombras para el más humillante sometimiento. Ahora resulta que celebrar intercambios comerciales con ciertos países pertenecientes al “eje del mal”, definidos como tales por el arbitrario capricho de los Estados Unidos de Norteamérica, ha sido para la rabiosa oposición tan grave como la “venta de la bandera”, es decir, traición a la patria.
¡Qué lacayos! Y pensar que uno de ellos dirigió nuestro Ejército en las escaramuzas con Perú, con pretensiones de héroe y hasta entonces con una buena imagen; pero la amargura de que se le esfuma su sueño de llegar a Carondelet por la contundencia de la Revolución Ciudadana le llevó por el camino del servilismo incondicional de hinojos frente a su amo, el “Tío Sam”.
El mismo imperio, además de Alemania y otros países de Europa, mantiene relaciones comerciales con Irán, pero para los lacayos criollos de la oposición es un “crimen” entablar intercambios bilaterales de beneficio recíproco con ese país islámico, cuya tecnología, sobre todo en materia energética y del conocimiento, es digna de asimilar, para desembarazarnos de aquel dogal perverso que nos imponía Washington con la transferencia de chatarra y de desechos tóxicos, disfrazada de “ayuda humanitaria” y, en el peor de los casos, de deuda externa.