En términos macroeconómicos un país es competitivo por su eficiente asignación de recursos, marco social y jurídico estable, reducida incertidumbre, calidad y amplitud de los servicios financieros a las empresas, servicios públicos eficientes, excelentes sistemas de transporte y telecomunicaciones, rapidez de la difusión de la tecnología, calificación y motivación de su fuerza laboral. Todo esos son, entre otros, los principales elementos que conducen a tener una población con buenos ingresos, que usa las tecnologías y que siempre innova y busca nuevos mercados.
Devaluar la moneda nacional no hace más competitivas las exportaciones de productos nacionales, simplemente los abarata, al igual que los salarios, se abarata la mano de obra y por lo tanto la vida de la clase trabajadora, esto incluye a sus familias que tienen menor acceso a una buena educación, a los sistemas de salud, además del casi nulo acceso a la distracción y diversión, es decir, les queda vedado hacer turismo interno. Devaluar no es ser más competitivo es desvalorizar la calidad de vida de la población de un país.
En términos turísticos, para ser competitivos ya cumplimos varios de los requerimientos como país, adicionalmente necesitamos un marketing internacional eficiente, el cual a través del Mintur evidentemente está en franco crecimiento y con nuevos planes que se harán públicos en próximas semanas.
Nuestra fuerza laboral turística tiene su calidad muy dispareja en función de ciudades y regiones. En ciudades grandes es buena, en la Amazonía en general se necesita más capacitación y motivación.
El marco regulatorio turístico necesita actualizarse y debe facilitarse un mejor acceso a las nuevas tecnologías; tenemos un desequilibrio tecnológico con Europa o EE.UU. que debe reducirse si queremos facilitar la llegada de estos turistas y acoplar nuestras prácticas financieras. La bancarización del sector turístico se ve muy poco en el sector rural, que es el ofertante del turismo de naturaleza, nuestra mejor ventaja comparativa al poseer tantos ecosistemas en tan reducido espacio.
La accesibilidad aérea va en aumento, el mejor medio para que el marketing se traduzca en turistas reales, aunque es difícil llenar los nuevos vuelos directos.
El cambio de matriz productiva aportará una ventaja más a nuestro turismo, que al tener productos locales, mejorará su propuesta gastronómica, generará nuevos ingresos a sectores campesinos y comunitarios; y por fin tendremos souvenirs turísticos, para que nuestros sabores viajen por todo el mundo.