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El Telégrafo

Como nunca, el libro goza de buena salud

05 de julio de 2013

Aunque con frecuencia se dice que nunca son buenos tiempos para el libro y la lectura, hoy el libro goza de magnífica salud. “Nunca como ahora se han publicado tantos títulos nuevos en la región y a nivel global. Nunca en la historia de la humanidad ingresaron tantos nuevos miembros a las poblaciones lectoras, entre ellos, significativos segmentos de los sectores más desfavorecidos de los países de la región que ven en el libro un camino seguro para una plena integración social, cultural y económica. Nunca la lectura recibió tantos elogios como factor determinante para un desarrollo integrador”. Así se dice en un informe que Roberto Igarza preparó para el Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina (Cerlalc).

Igarza tiene razón, nunca como ahora las ferias del libro son tan concurridas, nunca como ahora han surgido editoriales independientes, las universidades han vuelto a publicar, hay más  coediciones y traducciones, los Estados han asumido también su rol de generadores de textos y libros, incluso en lenguas originarias y en ediciones masivas. Es decir, se vive una expansión del mercado del libro. Esta es la situación de la región. En el caso de Ecuador habría que matizar ciertos indicadores y, ciertamente, aún no se vive ese gran despegue como en el resto de la región.

El libro impreso no solo que ha resistido el avance del libro digital sino que se ha robustecido y renovado. Las nuevas tecnologías, lejos de poner en riesgo la existencia del libro impreso, lo han potenciado. Como dice Igarza, el soporte impreso sigue siendo el principal vector para la literatura de ficción, mientras que el soporte digital es mucho mayor cuando se trata de ensayos y contenidos técnicos.

Sin embargo, es fundamental determinar nuevos parámetros para las políticas públicas de los Estados en relación al libro y la lectura tomando en cuenta esas nuevas tecnologías, los nuevos soportes, las resignificaciones y rematerializaciones. Así mismo, es clave para el fomento del libro tomar en cuenta los nuevos roles de las bibliotecas tradicionales y digitales, de las librerías, de los mediadores, del sistema educativo y los docentes y de los propios lectores, quienes deben tener acceso a catálogos y plataformas digitales compartidas entre todos los países de la región. Y la clave, establecer, al fin, mecanismos que permitan explorar nuevos espacios y modelos de gestión para la distribución y circulación del libro y otros objetos culturales.  

Precisamente para esto se reunió, en Bogotá, el Comité intergubernamental para la elaboración de una nueva agenda para el libro y la lectura. El resultado será un amplio documento con una serie de recomendaciones para los Estados, que  permita diseñar sus políticas públicas para el fomento del libro y la lectura.

Es necesario adaptarse a los nuevos tiempos, innovar, revalorizar la creatividad, generar nuevos modelos de negocios y determinar nuevas consideraciones respecto a la cadena de valor del libro. Lo cierto es que hoy conviven, cohabitan, el libro impreso y el libro digital; coexisten. Y los ganadores debemos ser todos, en especial los nuevos lectores.

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