Nos preguntamos si realmente es necesario que de acuerdo a la Ley Orgánica de Educación Superior los profesores deban optar por un título de doctorado Ph.D, para que se mejore la educación universitaria. Es posible que ayude siempre y cuando esos docentes sean excelentes investigadores académicos, con grandes habilidades pedagógicas y, por supuesto, muy comprometidos con el entorno laboral y productivo. Esto es sumamente difícil de lograr.
La realidad es que necesitamos que nuestros estudiantes sean científicos en este siglo XXI. La excelencia académica ya no es una opción sino un requerimiento continuo. La ciencia emergente ha puesto a las escuelas, colegios y universidades en la línea de avanzada de la investigación, transformando las clases en verdaderos laboratorios en los cuales nuestros pupilos se convierten en pioneros que forman parte de un nuevo y excitante proceso de conducir investigación, usando científicos amateur y sin reconocimiento profesional que recolecten valiosas observaciones. Ahora disponemos de información para valientemente ir a donde ningún hombre o estudiante ha ido antes; por ejemplo hacer un mapa de la superficie de Marte o simplemente contar bichos en nuestro jardín; hay miles de valiosos proyectos donde los profesores pueden involucrar a su clase. Miremos algunos que se llevan a cabo alrededor del mundo.
Escuelas en Inglaterra están haciendo a un lado los libros de texto y saliendo al campo para ayudar a proteger su medio ambiente local mediante los Laboratorios al Aire Libre (http://www.opalexplorenature.org/; OPAL por sus siglas en Inglés). Llevan a cabo investigaciones para explorar la calidad de sus suelos, aire, agua, la distribución de invertebrados, la importancia de las capas de nuestra atmósfera y la forma como afectamos nuestro clima. Su sitio de Internet está lleno de ideas brillantes que pueden acomodarse a cualquier escuela y con instrucciones muy fáciles de seguir.
¿Saben por qué las ballenas están siempre cantando para comunicarse? ¿Están estos gigantes del mar en algún tipo de conversación filosófica acerca del tamaño del océano o simplemente cotorreando sobre el último atracón de pececitos y plancton? Pues ahora que vienen las ballenas jorobadas a desovar en las costas ecuatorianas podemos sumergirnos en la profundidad salada y escuchar a estas fantásticas criaturas tomando parte en un proyecto llamado Whale FM (http://whale.fm/whales; Ballena FM). Aquí nos van a enseñar a categorizar el llamado de caza de las orcas o ballenas asesinas y de las ballenas que se están apareando. Nuestras aulas pueden ser transformadas en océanos virtuales que mediante la guía de investigadores marinos puedan entender lo que las misteriosas conversaciones de estos cetáceos realmente significan.
Hay temas que me seducen: analizar datos de investigación de la lucha contra el cáncer; la misión a Marte para explorar la región polar sur del planeta rojo que es prácticamente desconocida; y la más notable: predicciones del clima y del medio ambiente, que yo mismo estoy usando en mi programa de radio. Todos estos proyectos despiertan en el estudiante la chispa de la investigación científica en mejor forma que una docta pero estéril disertación académica. Y no se necesita mucho: una computadora, conexión a Internet, y estoy dando por descontado que el profesor tienes habilidades básicas del idioma inglés.