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El Telégrafo

Cómo es y será la patria…

02 de febrero de 2013

Tomo parte de la canción compuesta por mis hermanos Miguel y Galo Mora Witt, interpretada por Pueblo Nuevo y un importante grupo de cantautores iberoamericanos, para plantear que la construcción de la nueva patria ha avanzado a pasos gigantes, por lo que es posible mencionarla en presente.

La inmensa obra en infraestructura, reconocida por todos, básica para dar el paso cualitativo hacia una nueva matriz productiva; los avances en educación, salud, inclusión social, muestran ya el nuevo rostro del “País de la Mitad”. Niños de variadas etnias se enfrentan con miradas inteligentes y sonrisas a las computadoras de sus escuelas, equipadas en su mayoría con todos los adelantos tecnoeducativos.

Lo que eran tugurios miserables habitados por personas con discapacidades, se han transformado en casas en las que viven y son atendidas con dignidad. En pueblos pequeños del Ecuador profundo están obras que demuestran la presencia de ese nuevo Estado que, en palabras de Rafael Correa, reconoció en la pobreza a su mayor adversaria y afirmó que  tiene un trasfondo político que refleja la correlación de fuerzas existentes. Ya es posible hablar de una etapa histórica que se inicia con la Revolución Ciudadana y que, a juicio de muchos, no tendrá marcha atrás.

El Ecuador del mañana exige, pese a ello, muchos ajustes y pasos decisivos. Una “revolución en la revolución” es requerida para transformar el agro, dando solución a los problemas del agua y la tenencia de la tierra. Igualmente la de la cultura, que precisa una mirada diferente, más amplia e incluyente; que reconozca la riqueza de las diversidades y maneje, sin centralismo, los recursos que a ella deben destinarse.

En la consolidación de los nuevos procesos, educativo y de salud, quizás deba revisarse la situación de sus actores, médicos y maestros, con remuneraciones justas y jornadas de trabajo racionalizadas, a fin de obtener su cooperación plena; el impulso a la educación superior podría tomar referentes también en universidades latinoamericanas de excelencia, como la UNAM de México y la UBA de Argentina, más cercanas a nuestra idiosincrasia. Los servidores públicos se convertirían en agentes activos del desarrollo, si se los estimula con estabilidad, salarios adecuados y respeto a sus gremios.  

Un pueblo unido y organizado debe ser el soporte de la nueva patria que ya es y que será la que construiremos junto a generaciones pasadas que la vislumbraron solo como esperanza.

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