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El Telégrafo

Colonialismo siglo XXI

11 de febrero de 2012

Al inicio del siglo XX las más importantes potencias europeas  ostentaban orgullosamente sus posesiones coloniales. Entre ellas se destacaba Inglaterra, que podía decir, como Carlos V de España, que en su imperio no se ponía el Sol. Tenía bajo su dominio extensos territorios situados en los cuatro confines del planeta; Francia, Bélgica, Holanda, Portugal, aunque en menor escala gobernaban en África y Asia. Incluso EE.UU., vencedores de España en 1898, habían conseguido situarse en Filipinas, Cuba y Puerto Rico, mientras el imperio colonial hispano, herido de muerte con las guerras de independencia latinoamericanas, se quedaba casi fuera del club de países colonialistas.

Inglaterra también puso sus ojos en América, donde ya tenía a Canadá y algunos países caribeños. A más de la Guyana Británica, trató de apoderarse en repetidas ocasiones de Argentina, sin lograrlo. Sin embargo se posesionó de algunas islas situadas en el sur del continente, entre ellas las Malvinas, que rebautizó como Falkland. A partir de su formación en 1946, la ONU se planteó como uno de sus objetivos lograr el fin del colonialismo en el mundo. Se reconocieron 36 colonias que hoy se han reducido a 16; 10 de ellas aún “pertenecen” a Inglaterra, que a pesar de haber perdido la categoría de primera potencia mundial, mantiene el dudoso honor de ser aún opresora de pueblos, aunque cambien los métodos y membretes. Entre aquellas cuya solución está pendiente, se encuentran las Malvinas, pues Argentina ha sido tenaz en su reclamo. 40 resoluciones ha tomado la ONU exhortando a Inglaterra y el país “gaucho” a sentarse a negociar y 40 veces  el imperio británico se ha negado.

¿Qué está detrás de esta nueva escalada inglesa? El canciller argentino y varios analistas señalan que las Malvinas constituyen un lugar estratégico por su cercanía con la Antártida, sobre la cual el tratado que regula la convivencia y exclusión de afanes posesivos se vence en 1924. Por otra parte el mar que rodea a las islas es rico en pesca y posiblemente en petróleo -cuya búsqueda ha comenzado- y minerales varios. Se cumple aquello de que detrás de la bandera llegan los mercaderes.

Argentina tiene el respaldo de todos los pueblos latinoamericanos y de muchos del Caribe. Frente al anacronismo señalado por la presidenta argentina respecto del estatus de esas islas, hay por fin una actitud decidida de quienes, por haber sufrido los rigores del colonialismo, están resueltos a no permitir que sus rezagos se mantengan.

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