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El Telégrafo

Coloniaje y nueva independencia

12 de octubre de 2013

Con el arribo de los españoles, en una fecha histórica, coincidente como hoy, se inició el más oprobioso coloniaje en el continente americano. Algunos historiadores denominan al suceso, descubrimiento, encuentro de dos culturas o dos mundos; lo cierto es que el 12 de Octubre de 1492 se inauguró la más degradante época de alevosía peninsular. La heredad consagrada en el idioma, la sustitución de la idolatría por la religión católica, costumbres y conducción administrativa, no justifican el sometimiento del aborigen a trabajos extremos, humillación y ultraje, solo para favorecer el desenfrenado afán de enriquecimiento del invasor peninsular. La conducta abusiva del español por cerca de tres siglos se convirtió en la causal de la rebelión independentista.

En el escenario de Guayaquil, entre otros sucesos históricos de relevancia nacional, se destaca el 9 de Octubre de 1820, epicentro motivador y guía de la insurrección en otras ciudades del interior hasta alcanzar su liberación política definitiva, con el episodio de Pichincha.

Antepara, Olmedo, Villamil, Febres-Cordero, Ana Villamil de Icaza, principales protagonistas de la jornada octubrina, legaron un ejemplo de lucha por convicción, principios, sentimientos de libertad y solidaridad; a diferencia de los seudopatriotas modernos que exhibiendo las banderías de la partidocracia concentran su accionar partidista en el interés personal, ambición de poder y riqueza.

En el período republicano se fundaron partidos políticos con diferentes posiciones y a causa de sus contradicciones, la política se degenera y se convierte en negocio, en el manejo ilegal de los asuntos públicos en beneficio propio y de los grupos oligárquicos. La proliferación de tiendas partidistas creó confusión en los sectores populares, estudiantiles y trabajadores, que no acertaban a identificar a sus amigos o enemigos.

El Socialismo Siglo XXI es una nueva etapa histórica, en vigencia  como  proceso, con el liderazgo de Rafael Correa. Sintetiza cambios en la estructura socio-económica del Ecuador en que el rico debe dar paso a los más pobres de la patria. Es el sistema que promueve  la justicia social y garantiza una vida sin contratiempos para las grandes mayorías. Con el nuevo diseño de la política ecuatoriana impulsada por el Gobierno de la Revolución Ciudadana comenzaron a extinguirse agrupaciones partidistas, sin ideologías y carentes de líderes, aunque todavía con apoyo mediático y dinero de la oligarquía, restos de la partidocracia se alistan a participar, su último respiro, en la contienda electoral del 2014.

Tras tres siglos de coloniaje y de un penoso predominio del capitalismo con sus diversos matices, hemos entrado, airosos, en el período de la nueva independencia que significa reconocimiento del trabajo, respeto de los derechos humanos, justicia social e igualdad en la distribución de la riqueza. Todavía falta un largo y tortuoso camino por recorrer para alcanzar la meta suprema.

Con el advenimiento  del líder Rafael Correa vivimos ya la nueva liberación, ampliada  a los sectores social y económico de acuerdo con los postulados del Socialismo del Siglo XXI. Solo falta derrotar a los rezagados de las agrupaciones dispersas que se resisten a perecer  o renunciar a sus privilegios. Recordemos que la justa electoral de febrero del 2014 es otro tramo  hacia la consagración de la nueva independencia.

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