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El Telégrafo

Colombia: Caín de nuestra América

29 de junio de 2013

Alberto Methol Ferré, uruguayo, gran pensador de la integración de la Patria Grande Latinoamericana, de los constructores de las Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano en Puebla y Medellín, amigo del papa Francisco, en la sesión solemne y mesa redonda sobre el Bicentenario del 10 de Agosto de 1809, realizado en la Universidad de la República de Montevideo, advirtió que, en el plano geopolítico, la frontera de Estados Unidos es Colombia y, además, es una punta de lanza apuntando contra el corazón de América Latina que es Brasil.

Colombia invadió a un país hermano como lo es Ecuador, en Angostura. Expulsado de la base militar de Manta, Estados Unidos se instaló en Colombia con múltiples bases militares, no tan solo como cuña entre Venezuela y Ecuador, sino apuntando estratégicamente a la Amazonía, hacia el origen de las guerras del futuro: la posesión del agua dulce.

Colombia cumple el mismo papel que Israel en el Cercano Oriente: ser gigantesco portaavión con la más avanzada tecnología destructiva contra la unidad de nuestra América y el mundo árabe y musulmán, al servicio de los intereses de las empresas transnacionales, de los fabricantes y vendedores de armas, de los Estados Unidos y la OTAN, convertida esta última en el brazo armado planetario de la agresión de los viejos y nuevos imperialismos.

El problema agrario en Colombia es el más antiguo y arcaico del continente. La guerra liberal-conservadora fue superada alrededor de cien años en nuestra América. En Colombia todavía no se cumplen los más elementales derechos de los campesinos sobre la tierra. Las conversaciones de paz con las FARC son una esperanza para derrotar a los guerreristas de Colombia y del mundo. La única guerra justificable es la de las ideas. No se pueden destruir las armas, pero sí cambiar la conciencia de quienes las manejan. La paz con justicia debe reemplazar a las balas de la injusticia. Hace innecesaria la presencia de fuerzas represoras e invasoras armadas.

La Alianza de la OTAN expresó en un comunicado  el acuerdo de cooperación e intercambio de información: “Es muy gratificante cuando los países con valores similares a los nuestros se acercan a nosotros. Sin embargo, no otorga rango de socio a Colombia, pero constituye un primer paso hacia una futura cooperación en el área de seguridad”. Colombia no es socio de la OTAN, es peor, se acercó, no para ser iguales, no para venderse, sino para regalarse. ¿Se autoexcluye o es el caballo de Troya de Unasur? Es el Caín de nuestra América.

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