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El Telégrafo

Colaboración solidaria

21 de septiembre de 2012

Noticia de esas que pasan desapercibidas. El Gobierno ecuatoriano colaborará con Colombia, para que presos colombianos que están condenados en China -algunos a muerte- tengan asistencia diplomática.

Eso es lo que se llama “asistencia humanitaria”. Por fuera de coincidencias o diferencias ideológicas y de cualquier cálculo de ganancia, el Gobierno ecuatoriano ofrece sus servicios al de Colombia, para que personas que no tienen atención diplomática directa -por ej., por no haber allí ningún consulado colombiano- tengan algún tipo de apoyo y de escucha.

No es tema menor. Se ha hecho hasta el escarnio el estereotipo de que los gobiernos latinoamericanos de corte posliberal, como el ecuatoriano, serían autoritarios, ideológicamente cerrados, incapaces de respetar los matices de la diferencia.

La noticia que comentamos es un enorme contraejemplo. Nadie puede ignorar las tensiones que ha habido entre Ecuador y Colombia en los últimos años, algunos extremos como los sucedidos a partir de la violación de territorio ecuatoriano cuando la intervención del Ejército colombiano para matar a Reyes, dirigente de las FARC.No han sido fáciles las relaciones.

Pero es de destacar que los muchos colombianos desplazados, o que por trabajo han decidido vivir en el Ecuador, han sido bien recibidos. Ecuador pasó de ser expulsor de su población a ser país receptor de migraciones: colombiana en el norte, peruana en el sur. Y, en general, los extranjeros que han decidido vivir en el Ecuador reciben un trato que los lleva a elegir permanecer allí. No es poco para un país que no es ultrapróspero y al que no le sobran los recursos.

Y no ha habido discriminación para quienes provienen de un país fronterizo para con el cual ha habido serios conflictos. Por el contrario: ahora, la apertura para ayudar a Colombia con sus ciudadanos en China muestra al Gobierno ecuatoriano capaz de acciones de colaboración y solidaridad para países cuyos gobiernos no le son ideológicamente afines. Por cierto, nadie podría haber negado su probada solidaridad con aquellos que tienen parecido rumbo ideológico, a través de acciones en Unasur o Celac.

La nueva colaboración con Colombia es muestra elocuente de cuán erróneo resulta el estereotipo que se hace del Gobierno ecuatoriano, presentándolo como si fuera insensible a los matices y al destino de quienes piensan diferente.

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