Al momento de escribir este artículo salta la noticia de que CNN Latino cierra sus emisiones. ¿Casualidad? ¿Destino cruel? ¿O resultado de una revelación colgada en la percha de la prensa privada y comercial ecuatoriana? Esa revelación la hizo el periodista Alberto Padilla, especializado en temas económicos: los hermanos Isaías, expropietarios de Filanbanco y prófugos de la justicia, estarían detrás de la campaña en contra del Gobierno ecuatoriano, a través de entrevistas a reconocidos opositores en los programas estelares de CNN.
Más allá de la noticia hay un elemento polémico: ¿de qué modo la prensa actúa a favor de unos intereses privados y coloca titulares, opiniones, caricaturas y supuestos reportajes para desfigurar la imagen, la legitimidad y hasta la popularidad de determinado personaje, gobierno o proceso político? ¿Es la defensa de este tipo de periodismo el que hacen algunos sectores políticos y hasta periodísticos a nombre de la libertad de expresión?
Gráficamente se entiende ahora que el ‘portaaviones’ de la oposición en Ecuador fue CNN, aunque algunos de sus entrevistadores luzcan como objetivos, neutrales y hasta críticos. Durante los últimos años, como nunca antes, vimos pasar por las pantallas de ese canal a quienes no tenían ningún inconveniente de hablar en la mañana en Quito y en la noche en Atlanta, Washington o Nueva York, como si ese set fuese una tarima nacional.
CNN no es el paradigma del periodismo mundial, y mucho menos un espacio democrático en el que caben todas las opiniones.Por otro lado, si para los hermanos Isaías fue tan importante contar con una cadena de medios en Ecuador, ¿por qué ahora estarían financiando y auspiciando entrevistas y demás a través de la CNN? El más incauto respondería que se trata de una forma de hacer política y comunicación para defender intereses económicos millonarios. Pero no solo es eso: aquí se revela una confluencia de varios actores (incluidos algunos de la supuesta izquierda) para desatar una opinión pública internacional en contra de un proceso político que ha afectado a sectores ‘poderosos’ que siguen actuando para recuperar sus privilegios.
¿Cómo se entiende que un supuesto trotskista y ultraizquierdista como Fernando Villavicencio se instale en el set de CNN con absoluta ‘inocencia’ para hablar pestes del Gobierno? ¿Él y otros entienden que son utilizados perversamente y administran sus palabras como si fuesen unos políticos inocentes que van allá solo para expandir sus ideas y luchar por la democracia en Ecuador?
Como ya he dicho en anteriores ocasiones: aquí no hay inocencia ni CNN es el paradigma del periodismo mundial, y mucho menos un espacio democrático en el que caben todas las opiniones.
Y al mismo tiempo, con esta revelación (silenciada y ausente en toda la prensa comercial de Ecuador) también se verifica hasta dónde llegan los hermanos Isaías, que -de paso- hacen negocios en un país que reclama justicia, transparencia y hasta sanción ejemplar a los demás por casos de peculado y desfalco y, sin embargo, garantiza el enriquecimiento de quienes afectaron a millones de sus clientes.