El embajador de Estados Unidos de Norteamérica en el Ecuador aseguró hace pocos días en la televisión que las relaciones de su país con el nuestro eran muy buenas, y que no podía ser de otra manera, pues Estados Unidos es el mayor socio comercial del Ecuador, y en Cuenca viven cinco mil estadounidenses. Así lo dijo, señalando a los nuevos residentes de Cuenca como una segunda prioridad.
Lo curioso es que dichas declaraciones se dieron en los mismos días en que se reunía en Brasil el Brics, la nueva potencia geopolítica de los países emergentes. Y cuando se reunía el Brics con la Unasur y la Celac. Y cuando las autoridades de dos de sus miembros, los presidentes de China y Rusia, culminaban importantes giras por diversos países sudamericanos. Hitos históricos que marcarán los nuevos caminos de la geopolítica mundial para el presente siglo.
En ese contexto se mencionó a los nuevos residentes de Cuenca. Efectivamente se han instalado allí en los últimos años miles de extranjeros mayores que han sido bienvenidos por los ‘morlacos’. Han llegado no solo por el buen vivir de dichas tierras amigables y de hermoso paisaje, en donde no faltan los buenos alimentos y el agua pura, para beberla y para verla en sus cuatro ríos; las confortables viviendas, las cordiales relaciones de trabajo, la creación artística y la recreación cultural de su gente, y el excepcional campo de los alrededores, cultivado y cuidado, cerca, para caminarlo y disfrutarlo de modo cotidiano. Ciudad para compartir su vida artística, las instalaciones de la bienal, la pintura de sus salas, las piezas de sus museos, la música de su sinfónica, sus cines, sus teatros, los libros que regularmente se lanzan, las bibliotecas y librerías, las charlas y conferencias, sus cafés y restaurantes, sus medios de comunicación, sus magníficos servicios generales de comunicación, electricidad, electrónica, y los sociales de calidad y equidad de salud, educación, vivienda, bienestar social.
Es una migración de adultos mayores, por lo tanto, aunque varios se han casado, no habrá nuevas generaciones mestizas. Migración especial, de aporte, de diálogo intercultural, de nuevas amistades, de relacionamientos afectivos.
De lo que no nos habíamos percatado es que, por derecho, su embajada, al velar por ellos, por eventuales razones de geopolítica y en momentos críticos, podría solicitar apoyo a su Gobierno “para garantizar la seguridad de sus ciudadanos”.