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El Telégrafo

Centenario de la guerra más cruel (2)

13 de octubre de 2013

Insisto en el título de mi columna del 29 de septiembre, que ha abierto una ventana de oportunidad  para aclarar aspectos históricos en torno a la “Guerra de Concha”.

La Dirección de EL TELÉGRAFO recibió dos quejas sobre  esta columna,  una  del Presidente del Comité Pro Conmemoración  de los Cien años de la Guerra de Concha, señor Walter Rivera León, y la otra de un señor Joseph Mujica, quien dice “haber perdido de pronto la serenidad” porque mi artículo ignora todo cuanto aprendió por la tradición verbal y lo registrado por autores contemporáneos a la denominada Guerra de Concha. Sin embargo, colegas historiadores concuerdan con que debe estudiarse  a fondo el tema y acogen complacidos el espacio abierto en este diario, “Apuntes aclaratorios en torno a esta guerra”, para exponer el resultado de sus investigaciones.

Mis críticos fustigan una pretendida falta de rigor histórico, por no respetar “la tradición popular de todo un siglo que ha consagrado el nombre de Revolución de Concha o Guerra de Concha”. El rigor histórico exige estudiar lo acontecido y desentrañar la verdad, así vaya contra una tradición popular centenaria. No es rigurosamente histórico  aceptarla, sin escrutinio.

Me ratifico en el título, al ir conociendo más detalles de una guerra despiadada en la que,  por primera vez en el país, es bombardeada una ciudad ecuatoriana. Toda guerra es sangrienta, abominable y peor aún lo son las guerras civiles. Lo expreso con relación a las “Guerras de Obama”. http://www.telegrafo.com.ec/opinion/columnistas/item/para-una-antologia-de-frases-estupidas.html.
En mi primer artículo sinteticé, a manera de introducción, “lo que se enseña”, pero sin calificarlo, pues el objetivo fundamental de mi columna fue rescatar el componente afro cultural.

Que 100% fuese tropa de negros  es cita de Juan Montaño, quien aclara  que no todos  los comandantes eran negros, pero la construcción “negro” también es política y cultural. Lo principal es que se ignora injustamente  el liderazgo de Federico Lastra y otros líderes “negros”.

Por lo demás, el liderato de Concha no fue absoluto, por lo que considero que no es apropiado calificar la guerra “de Concha”. Algunos de sus capitanes tenían su propia visión de la guerra. La prueba mayor es que cuando en el combate de Camarones cayó preso el jefe del Ejército gubernamental, coronel  Enrique Valdez Concha, sobrino de Carlos (sería oportuno esclarecer por qué peleaba contra su tío), Valdez hizo saber su parentesco  y  se le espetó:   “Aquí no hay tío Concha que lo proteja”.
Aun lo “revelado”   tiene dimensión histórica abierta a examen.

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