La II Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños realizada en La Habana, en presencia de 29 mandatarios, tomó resoluciones de gran importancia para nuestros pueblos.
Celac nace en diciembre de 2010 por iniciativa del entonces presidente de Venezuela, Hugo Chávez. La respalda la ALBA, que a su vez surge por acuerdo entre Fidel Castro y el líder venezolano en diciembre de 2004. También se organiza Unasur; en suma, se va consolidando la integración en solidaridad, la de los pueblos y sus grandes objetivos, en consecuencia con el sueño de Bolívar de la Patria Grande, que otros próceres y héroes latinoamericanos, como José Martí, Eloy Alfaro, Sandino, han impulsado una y otra vez.
La Celac, presidida por Raúl Castro, presidente de Cuba, expulsada del ‘sistema interamericano’ en 1962, por mandato de EE.UU., por su revolución triunfante y posición de dignidad, independencia y socialismo, consolidó una posición de apoyo a Cuba, su gobierno y respeto a su proceso político, desde la perspectiva de construcción de la nueva OEA, sin EE.UU. ni Canadá. Recordemos que los países de Latinoamérica y el Caribe, con gobiernos títeres o cobardes, al servicio del gobierno yanqui, rompieron relaciones con Cuba, excepto México, gesto histórico que lo honra.
El Secretario de la ONU y el de la OEA (ex-Ministerio de Colonias de EE.UU.) estuvieron presentes y una vez más se demandó la reincorporación de Cuba que, como se reconoció, no se dará jamás, ya que lo rechazó desde 2009, cuando se le pidió, tras la revocatoria, después de 46 años de la ‘sanción’ asumida poco después del criminal bloqueo económico. Uno y otro han sido y son condenados por el mundo entero.
En estos tiempos de cambio y recuperación de soberanía, Rafael Correa se ha destacado en este empeño; su discurso fue una cátedra de dignidad, valentía y latinoamericanismo, con claras posiciones antiimperialistas y de lucha contra el neocolonialismo. Ecuador presidirá la Celac en 2015, lo que es garantía de su consolidación y desarrollo.
Se denunció la política de espionaje de EE.UU. Se acordó buscar escenarios conjuntos de convenios con EE.UU., China, UE, el mundo árabe y otros. Se declaró zona de paz a la región y se decidió luchar mancomunadamente contra la pobreza y desigualdad.
Ha sido un avance que busca una presencia regional sólida en el campo internacional, en un mundo de rapiña y amenazas, que concentra el poder militar y tecnológico en pocos países y registra un altísimo grado de concentración de riqueza, al punto que apenas 85 personas, las más ricas del planeta, acumulan ingresos igual que 3.500 millones de seres humanos, los más pobres, que representan el 50% de la población mundial. En suma, con la Cumbre se demostró lo putrefacto de la política internacional de EE.UU. frente a Cuba y América Latina y la posibilidad de avanzar con políticas comunes en todos los campos y con Bolívar en la construcción de la Patria Grande.