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El Telégrafo
Melania Mora Witt

Ceguera mortal

14 de febrero de 2015

Una antigua leyenda dice que los dioses ciegan a los mortales cuando quieren perderlos. La ceguera así conseguida conduce al extravío, a perder el camino o no encontrarlo. Ello es sumamente peligroso para quien lo sufre, pero puede serlo también para terceros, cuando el afectado por la oscuridad es -además- quien pretende actuar como guía de todos.

Tal parece que este terrible mal aqueja al presidente Obama y a varios líderes europeos. Mientras aparentemente se busca limar asperezas con Cuba, se agrede a Venezuela en forma continua. Se ha llegado a acusaciones gravísimas contra el presidente de la Asamblea, Diosdado Cabello, a partir de las supuestas declaraciones de un tránsfuga, que ha señalado al militar venezolano como cabeza de una banda dedicada al tráfico internacional de droga, con conexiones en Cuba. Disparatado por donde se lo analice, no se debe tomar a la ligera tal comentario, ya que en el pasado pretextos como ese han  permitido que los gobiernos norteamericanos procedan bélicamente contra el país de turno.

No hay lógica en la política exterior del país del  norte. Dado su carácter de potencia mundial, hace tiempo se arrogó la función de dirimir entre buenos y malos, respecto de países y gobernantes. Con una visión que continúa siendo la de la Guerra Fría, ve una amenaza en los gobiernos izquierdistas de la región. La famosa CIA mantiene el espionaje sobre líderes que considera peligrosos, por su desempeño independiente de las líneas trazadas por Washington. Se financia y protege a la oposición interna, hasta el punto de armar un ejército contra los sandinistas, en tiempo de Bush. Ahora cualquier opositor de Maduro tiene auditorio y acogida; se acusa a su gobierno por haber encarcelado a dirigentes comprobados de una conspiración que dejó decenas de muertos, en tanto languidecen en Guantánamo y otras cárceles estadounidenses cientos de presos políticos.

Mientras, en Bielorrusia, líderes mundiales pugnan por apagar el peligroso incendio desatado en Ucrania, Estados Unidos habla de entregar armas al Gobierno de Kiev. Parecería que no se tiene conciencia del tremendo riesgo de empujar una guerra en un país que tiene armas nucleares y donde los opositores son cercanos a Rusia, también potencia atómica. El gobierno de Washington es coautor del drama que se vive en esas tierras. Dentro de su visión geopolítica ha tratado, pese al fin de la Unión Soviética, de cercar y reducir al gobierno de Moscú. Su apoyo y el de los líderes europeos determinó la caída de un presidente electo democráticamente y esos vientos han traído las actuales tempestades. Parte de la estrategia de tratar de debilitar a Rusia es la caída del precio mundial del petróleo que golpea a otros adversarios: Irán y Venezuela, principalmente.

La ciega intervención en Irak y Libia y el auspicio de grupos armados contra Siria tienen su respuesta en la existencia de ejércitos islamistas fanáticos actuando en Asia y África y penetrando peligrosamente en Europa.

¿Cuándo comprenderá Estados Unidos que para vivir en paz debe dejar que el resto del mundo lo haga?

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