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El Telégrafo
Mariana Velasco

Carnaval y disciplina sanitaria

02 de marzo de 2022

El carnaval es una fiesta propia de varios países cristianos y no cristianos, cuya fecha es variable y tiene lugar antes de la cuaresma cristiana. Es una   fiesta que enorgullece, al ser mezcla de culturas, etnias, saberes ancestrales, risas y llantos. 

Se han propuesto diversos orígenes pre- cristianos para el carnaval, aunque no hay evidencia para la celebración antes del año 1200. ​ El origen podría estar en las fiestas paganas como las que se realizaban en honor a Baco, el dios romano del vino, las Saturnales y las Lupercales romanas, o las que se realizaban en honor del toro Apis en Egipto.

En los registros históricos se apunta que la llegada de los conquistadores,  trajo una fiesta española llamada “Carnaval” que está presente en los pueblos de herencia mestiza, donde lo europeo, se unió a lo andino y formó un bello abanico multicolor.

A pesar de las diferencias que su celebración presenta en el mundo, su característica común es la de ser un período de permisividad y cierto descontrol. En sus inicios, probablemente con un cierto sentido del pudor propio de la religión, el Carnaval era un desfile en que los participantes vestían disfraces y usaban máscaras. Sin embargo la costumbre fue transformando la celebración hasta su forma actual.

En los países de tradición cristiana, la celebración se realiza justo antes de iniciar la Cuaresma, que arranca el Miércoles de Ceniza. Con el pasar de los años, la fiesta y la actividad ceremonial pasó de lo ritual a lo banal.

 

Durante las fiestas, en ciudades como Guaranda, Ambato, Esmeraldas, Quito y otras ciudades del país, se llena de miles de turistas nacionales y extranjeros, transformando las pequeñas ciudades. En sus estrechas y empinadas calles, los ecuatorianos se buscan y se encuentran a sí mismos porque sienten que el carnaval es vida, baile, alegría, comparsas, fiestas. Historia y leyenda se abrazan en la celebración. Es ansiosamente esperado y su preparación, con meses de anticipación, crea un ambiente mágico.

 

El de Guaranda, considerado como el mejor de los carnavales del país por fortalecer la expresión de la cosmovisión indígena, se disfruta con agua, máscaras, coplas, talco, comparsas, desfiles, guitarras, poesía y danza. Qué decir de los chigüiles, alcaparras, dulce de membrillo, chicha, pájaro azul, fritada y todas las variedades de maíz que seducen a propios y visitantes.

 

El guarandeño encanta al que viene y abraza al que vuelve. Es la voz que entona el verso y que suspirando canta …’amor imposible mío, por imposible te quiero’…Bolívar, cuyos pueblos y habitantes tejen colores, danzan, festejan y sintetizan el espíritu carnavalero.

A diferencia del año anterior, dónde los carnavales no hicieron ruido, éste  será uno de los feriados más largos y se cumplirá sin semáforo epidemiológico, ante el descenso de los contagios de COVID-19 y el avance de la vacunación.

Desde este espacio, un ferviente llamado a la ciudadanía a no bajar la guardia y a los gobiernos locales, mayor colaboración y atención a las medidas de bioseguridad, no sea qué pasado el gusto, en dos o tres semanas, nos llegue la factura por falta de disciplina sanitaria de los ciudadanos.

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