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El Telégrafo

¿Carlos Vera gira a la derecha?

15 de febrero de 2012

En las pocas ocasiones que hemos hablado de política me ha dicho siempre que está del lado izquierdo. Incluso, como manabita, cuando se desarrolló la Constituyente en Montecristi, colocó su opción por una Constitución “revolucionaria”, que “cambie todo de una vez y para siempre”. Cada vez que pasaba por Ciudad Alfaro lo reiteraba.
Y ahora me encuentro con la sorpresa de que será candidato por Madera de Guerrero, que de izquierda no tiene nada. Lo ha dicho vía Twitter y me sostengo de esa afirmación en esa red social.

Entonces, la pregunta que ronda es si Carlos Vera giró a la derecha o nunca estuvo en la izquierda. Si fuese lo primero (para muchos nada sorpresivo) quiere decir que su oposición al actual Gobierno se concentra en otra visión de la realidad y en búsqueda de otro horizonte social, cultural y político, por el solo hecho de no coincidir con Rafael Correa. Y más: ¿se puede pasar de un día para otro a la derecha alguien que siempre se confesó de izquierda por oponerse a un gobierno, que con errores y aciertos, ha hecho mucho más que cinco gobiernos juntos?

Si fuese lo segundo (nunca fue de izquierda), ¿quiere decir que su “lucha” dentro y fuera del periodismo por las causas justas, la justicia, la equidad, el respeto a las libertades se puede hacer desde la derecha? ¿Es posible pensar o imaginar una lucha por un cambio social desde Madera de Guerrero? Se puede maquillar el capitalismo actual, pero transformar la realidad jamás, y por eso las posturas políticas de la derecha pierden cada vez más peso en el horizonte político latinoamericano.

Algunos dirán que en Carlos Vera pesa mucho más su ego que su forma de pensar o  su compromiso político. No lo creo, a pesar de que ahora no coincidamos en casi nada, tiene una visión política, un talento profesional (que algunos televidentes extrañan en las mañanas, pues nadie lo ha podido reemplazar), ha dicho cosas frontalmente sobre distintos temas y personajes, de hecho se puede preciar de haber abordado con seriedad a los políticos más escurridizos y sacarles lo esencial de su pensamiento o intereses.

Sin embargo, Carlos Vera se jugó una carta  que lo coloca ahora en la vereda derecha: hacer de su oficio una herramienta política. Y en periodismo eso tiene un elevado costo: la credibilidad. Supongo que él apuesta su futuro con ese capital, con él jugará su partida electoral y sospecho que tiene cifras para correr ese enorme riesgo.
¿Vera es la persona que se somete a la disciplina partidista? ¿Él tendrá absoluta libertad para confrontar con Jaime Nebot o se someterá como uno más de sus coidearios? Si ocurriera eso, ¿dónde queda su discurso de libertades y autonomías individuales que ha pregonado en Twitter cuando cuestiona a Correa y a quienes, desde la izquierda, postulan una disciplina ideológica?

Su presencia, con todo, imprime otro matiz a la política electoral que se avecina: introduce a una figura polémica, compleja, frontal, pero a la que le falta definir con absoluta claridad cómo imagina el Ecuador desde la derecha.

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