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El Telégrafo

Capacitación

16 de abril de 2013

En los primeros años de la década del 60, apoyado por un gobierno liberal, se anunciaba  en el Ecuador  el “auge bananero”, registrándose un incremento excepcional de un 400% con relación al año base, 1948.

Los resultados financieros positivos de la expansión del cultivo para la economía del país lograron estabilizar la balanza comercial,  sin embargo estos resultados macroeconómicos favorables no fueron transferidos al obrero agrario, no obstante que la capacitación adquirida por ellos en todo el proceso de producción y exportación del banano fue la piedra angular de los éxitos alcanzados.       

La relación del productor criollo con las compañías exportadoras tuvo un matiz diferente al que mantenía con otros países productores de la fruta. Las exportadoras negociaron con los estratos cupulares económicos de nuestro agro su retiro de la producción y fueron substituidas por empresas nacionales, multiplicándose los medianos empresarios en las nuevas áreas de cultivo.

Al retirarse los monopolios, los obreros perdieron los servicios sociales elementales establecidos para los campesinos: comisariatos, dispensarios médicos, viviendas, condiciones básicas de mejora para la vida de los trabajadores que no fueron asumidos ni exigidos a los nuevos ricos  señores del banano y más bien se reprimió cruelmente a los campesinos en cualquier conato reivindicativo, persiguiendo, desacreditando y penalizando a los dirigentes de las débiles organizaciones campesinas.

Por la misma fecha se publicó la segunda edición de: El Imperio del Banano (Kepner y Soothill 1957), que desapareció tan rápido como la primera edición, libro en el cual se denuncia la penetración política y financiera de los monopolios bananeros en los países tropicales centroamericanos y en el norte de Sudamérica, causando inestabilidad política y económica, pobreza y contaminación ambiental.

Los monopolios por sus intereses para mantener la calidad del producto favorecieron la preparación de expertos nativos y el apoyo a instituciones de capacitación técnica de América Central, las cuales adquirieron un sólido prestigio profesional. En nuestro país los colegios agrícolas situados en la zona bananera apoyados por: Alianza para el Progreso, presentaron iguales resultados generando eficientes capacitadores de producción del cultivo. Sin embargo, la evaluación de los resultados del esfuerzo de la capacitación en el desarrollo de los países quedó sumergida bajo los intereses de los monopolios.

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