La semana pasada se jugó el torneo Masters 1.000 de Montreal, Canadá, el campeón fue Rafael Nadal, lo que no podría considerarse como una gran sorpresa, pues era uno de los favoritos, pero sí fue sorprendente ver a los canadienses Milos Raonic y Vasek Pospisil enfrentarse entre sí en semifinales, además, tres de sus compatriotas, Frank Dancevic, Jesse Levine y Filip Peliwo, avanzaron hasta la segunda ronda.
Raonic, a pesar de perder en la final, se convirtió a partir del lunes pasado en el primer tenista masculino en la historia de su país en ingresar al selecto grupo de los 10 mejores jugadores del planeta. Con apenas 22 años, un servicio devastador y un golpe de derecha letal podría convertirse en un serio candidato en los torneos de Grand Slam, si consigue mejorar su movilidad.
Pospisil, de 23 años, también alcanza el mejor ranking de su carrera y se ubica en el puesto 40. También posee un gran servicio, se desplaza bastante bien y hace mucho daño con su derecha; es un trabajador incansable en los entrenamientos y, con la confianza adquirida -especialmente tras su victoria frente a Thomas Berdych-, seguirá subiendo escalones en la clasificación. Pero los resultados de los jugadores canadienses no son producto de la suerte o el azar, sino de un trabajo bien planificado y desarrollado por su federación de tenis, llamada Tennis Canada.
Los resultados de los canadienses no son producto del azar, sino de un trabajo planificadoHace 4 años, Ecuador fue invitado a un torneo internacional de la categoría 12 años, masculino y femenino, en una pequeña ciudad canadiense llamada Saint Hyacinthe. Tuve la oportunidad de acompañar a dos chicos y dos chicas como entrenador de la delegación nacional. Conversando allá con el entrenador canadiense Andre Labelle, director de uno de los programas de desarrollo para juveniles, me contó que la federación canadiense disponía de recursos económicos y que tenía una gran organización, desde las categorías menores hasta el nivel más alto, que es copa Davis y Copa Federación, y que el objetivo es que Canadá se convierta en una potencia del tenis mundial dentro de los 10 siguientes años.
Han pasado apenas 4 años y ya se ven los frutos de ese trabajo. En 2013, Canadá vence al campeón defensor España y posteriormente a Italia, para plantarse en semifinales por primera vez desde que se juega con el formato de 16 equipos en el Grupo Mundial; y en septiembre próximo enfrentará a Serbia por un cupo en la gran final.
El equipo femenino de Copa Federación recuperó su puesto en el Grupo Mundial II. A nivel de juveniles el campeón del torneo de Wimbledon 2012 fue Filip Peliwo, y la campeona, otra canadiense, Eugenie Bouchard, y una semifinalista, Francoise Abanda. Adicionalmente Peliwo se coronó campeón mundial juvenil 2012 y Bouchard terminó en el segundo lugar entre las chicas.
Canadá tiene un Centro Nacional de Entrenamiento en Montreal, que funciona desde hace 7 años, y al menos 6 centros regionales, en diferentes provincias; además, cuenta con la dirección y asesoría de entrenadores y técnicos del más alto nivel, como el australiano Bob Brett -quien fue entrenador de jugadores como Andrés Gómez, Boris Becker, Goran Ivanisevic, Chris Evert y Marin Cilic-, o Louis Borfiga, quien fue entrenador nacional de la Federación Francesa de Tenis y es el actual vicepresidente del Tenis de Alto Rendimiento en Canadá.
Podemos darnos cuenta de que a pesar de la inclemencia del clima en Canadá durante la mayor parte del año, el cual impide jugar al aire libre, el tenis de ese país está alcanzando un alto grado de desarrollo, y gracias a una organización eficiente, planificación detallada e inversión responsable se está convirtiendo en un modelo a seguir, inclusive para muchos países, considerados como potencias del tenis mundial, pero que están en crisis de resultados, a pesar de su poderío económico.