El anunciado inicio, dentro de tres días, de la campaña electoral para la renovación de los regímenes seccionales no promueve expectativas. Con anterioridad a la fecha de la respectiva convocatoria, la oposición -pálida y desarticulada- emprendió apresurada propaganda en murales, recorridos, ofertas y circo, con la amplia difusión informativa de la prensa comercial, especialmente en esta ciudad, donde la oligarquía, con todo su poder y riqueza, se pone al servicio del nuevamente candidato del ‘modelo exitoso’, llamado el salvador del último bastión de la casi extinguida partidocracia, e incluso ya lo proclaman sin rival, el hacedor de Guayaquil a garrote limpio y el que no pide disculpas.
Mientras los candidatos de Alianza PAIS y sus aliados organizados diseñan planes sustentables en el régimen del Buen Vivir, los escuálidos partidos de derecha y otros grupos sin ideologías solo se alistan a recuperar espacios y mantener su vigencia para no ser borrados del registro electoral, según versión de sus auspiciadores. Como con esa apreciación, la derecha reconoce o revela su propia derrota, por falta de apoyo popular, se prevé una contienda agresiva y de sabotaje para enturbiar la transparencia del proceso electoral con el asesoramiento, guía y apoyo de la prensa privada.
En el puerto principal, el burgomaestre, en persecución de otro mandato, aunque declara que no tiene rival, con meses de anticipación emprendió su campaña de ofertas, banquetes, regalos, pintada de parques, arreglo de baches, en busca desesperada de votos que aseguren su perennidad en el sillón municipal.
Guayaquil, dentro del ámbito Ecuador, patria, se destaca por el aporte de sus hijos para ubicarse en el sitial preferente como se merece. Es oportuno el reconocimiento para todos quienes desde sus sitios laborales, y en especial a la clase trabajadora, aportan y siguen aportando para consolidar su progreso. Todavía falta mucho por hacer, atender a los pobres, que solo se acuerdan de ellos en los días festivos y electorales; mientras el resto del tiempo yacen olvidados, fuera de la ‘regeneración urbana’, en sus barrios marginales, sin agua, alcantarillado ni vías transitables, en el más cruel abandono.
Ecuador ha entrado en la era del cambio en todos sus aspectos con el advenimiento del líder Rafael Correa, proyectada a crear la patria nueva, libre de miseria e injusticia. Guayaquil tiene que agregarse definitivamente a ese proceso con moderna visión administrativa municipal que integre a los sectores postergados.
Las mayorías concuerdan con una de las propuestas de la aspirante a la alcaldía Viviana Bonilla: dotar de servicios básicos al 100% en Guayaquil, porque, lamentablemente, es una ciudad con barrios que lo tienen todo y de otros que no tienen nada, solo así se logrará una ciudad segura y de oportunidades. Sostiene que la paz debe venir acompañada de justicia, solidaridad e inclusión, sin discriminación, sin fundaciones privadas y sin garrote. La campaña electoral que se avecina, oficialmente, se concentrará en una lucha entre un modelo caduco y otro moderno, innovador.