El último carnaval fue el segundo feriado en el que se sintió con fuerza el cambio de los hábitos de los hábitos turísticos de los ecuatorianos.
Baños de Agua Santa en un buen termómetro de lo que sucede. A diferencia de otros feriados, el turista, en su mayoría, ya no contrata el “paquete” de tres días y dos noches. No, prefiere una noche en una ciudad y la siguiente en otra población.
Dos factores fundamentales influyen en este cambio de rutinas. El primero es que tenemos excelentes carreteras.
Hasta hace poco llegar desde la Costa a Baños era una aventura que podía demorar siete horas hoy reducidas a cinco. Ahora Baños es sitio de paso para la hechizante Amazonía y ciudades antes muy lejanas, como Tena, está apenas a dos horas de Baños; y Macas, a dos y media. Desde la primera se puede llegar a Quito en cinco horas y por la segunda se puede avanzar por la Troncal Amazónica hasta Cuenca en relativamente pocas horas.El embrujo de la Amazonía atrae y su excelente red vial invita.
El segundo factor es el mayoritario acceso de la población a movilidad propia. Familias enteras aprovechan los feriados para conocer lo más posible las ciudades de Ecuador.
Hasta hace no mucho, el carnaval se reducía a dos ciudades, el culturizado de Ambato desde donde los canales de TV reportaban en vivo, o el tradicional y violento de Guaranda. Este último carnaval fue motivo de fiesta y gran promoción en Azuay, Chimborazo, Tulcán, en la península, en la Amazonía, etc. Una fiesta del centro del país se nacionalizó en poco tiempo, y el carnaval de Ambato pasó a ser una fiesta local sin el exceso de turistas ni la prensa de antaño, y en general, en el centro del país la ocupación hotelera fue baja, y si bien en Baños la afluencia fue respetable, cada noche los hoteles se llenaron con turistas diferentes que hicieron escala para avanzar a ciudades amazónicas, como Puyo, que no dio abasto a tanto visitante.
Cada vez más ciudades apuestan exitosamente al turismo y los tradicionales destinos tenemos más competencia y menos turistas, por lo que reciclamos lo que tenemos, o pronto veremos los hoteles vacíos, no solo de domingos a jueves, sino los fines de semana que los ecuatorianos quieren sacar el máximo provecho y no se conforman con pasarlo en una sola ciudad, por muy encantadora que sea.
El cambio de época está llegando al turismo, lo que significa nuevas oportunidades para quienes saben verlas y la extinción para quienes creen que los turistas siempre vendrán, a pesar de los abusos en los precios y la ausencia de promoción.