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El Telégrafo

“businessThink-bT”

21 de febrero de 2013

Empecé a escribir esta columna la víspera de las elecciones presidenciales y de asambleístas 2013. Hoy ya todos sabemos que Rafael Correa ha sido reelecto Presidente Constitucional de la República del Ecuador en primera vuelta y con una mayoría avasalladora en la Asamblea Nacional. Es por eso que titulo este artículo con el nombre “businessThink-bT”, que es el libro de Dave Marcum, Steve Smith y Mahan Khalsa en el cual describen “Principios para tomar decisiones acertadas en los negocios: ¡Ahora y en cualquier situación!” que han sido utilizados exitosamente por las Naciones Unidas para dotar a sus oficinas  de las destrezas del bT (podrían traducirse como “pensamiento de negocios”), necesarias para manejar los procesos de desarrollo cada vez más complejos que se están generando en el Tercer Mundo.

En los próximos cuatro años del nuevo mandato presidencial, eventualmente, habrá que tomar decisiones sobre: los recortes fiscales, la eliminación de subsidios, los programas sociales, la política impositiva, los procedimientos burocráticos y las leyes que son buenas solamente en la medida que lo sean los temas de fondo hacia los cuales están encaminadas y que se focalizarán en el objetivo de posicionar al Sumak Kawsay como una filosofía operativa y funcional de la democracia ecuatoriana.

Durante este período, el Gobierno debe ser absolutamente efectivo, de tal manera que los políticos y burócratas dejen de lado sus intereses y propuestas partidistas y personales y se dediquen a probar claramente sus argumentos, analicen el impacto para sus electores, piensen en los obstáculos antes de implantar soluciones impulsivas y descubran las verdaderas causas subyacentes de los problemas o las oportunidades con el fin de poner en marcha ideas sensatas y progresistas. Es ahí donde el businessThink-bT se aplica mediante ocho principios fundamentales que pueden ser recomendables a nuestro Presidente: 1. Deshágase de su ego desde el inicio de este período gubernamental, difícil para un líder ganador de nueve lides electorales consecutivas, pero absolutamente necesario; 2. Genere curiosidad para obtener más y mejores propuestas;  3. Apártese de la solución, especialmente de lo que se considere obvio; 4. Obtenga evidencia para analizar hechos y datos; 5. Calcule el impacto sobre el pueblo y no solo el político; 6. Explore el efecto onda con el cual se transmiten todas las acciones presidenciales; 7. Baje la velocidad ante las señales de alerta que seguramente le darán los ciudadanos y no necesariamente los asesores; y 8. Busque las causas que siempre tienen todos los efectos.

En nuestra forma de gobierno presidencialista, hay una presión incesante para que el mandatario tome decisiones acertadas ahora y en cualquier situación. Por supuesto que es su responsabilidad: financiar los proyectos factibles, encontrar la estrategia correcta y contratar las personas honestas y profesionales. Además, se espera que el Presidente actúe y acierte, aunque no tenga las herramientas adecuadas. Sin embargo, el hecho de que él pueda no implica que deba hacerlo. 

Debe recordar que en administración los “podría” son enemigos acérrimos de los “debería” y destruyen los resultados. Aquí se aplica el viejo adagio del sastre: “Mida una vez y corte 27”. Probablemente es necesario bajar la velocidad: medir dos veces y cortar solo una.

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