Publicidad

Ecuador, 27 de Septiembre de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo

Buen Vivir

26 de abril de 2013

La noción de Buen Vivir está muy presente en la Constitución ecuatoriana aprobada en Montecristi. Promotora de una noción de vida que reta a las formas predominantes del desarrollo en Occidente, vale siempre la pena revisarla y tratar de establecer su significado. Para ello, organizó en días pasados la Senplades junto a Flacso un taller y un seminario en que, por gentileza de sus autoridades, me ha tocado participar.

Imposible sería sintetizar la enorme riqueza y variedad de intervenciones, en las que tanto funcionarios como expertos internacionales desplegaron sus reflexiones sobre diferentes aristas del Plan del Buen Vivir que el Gobierno ecuatoriano se plantea para este y los próximos años. Sí puedo, en cambio, expresar con brevedad desde qué punto de vista pude orientar mi presentación en el encuentro.

El Buen Vivir debe orientar un desarrollo diferente, no llevar al no desarrollo. No sería un retorno a los arcanos -ya sean históricos o míticos- en los cuales habría surgido la noción de Sumak Kawsay. Esto, porque la historia nunca vuelve como simple repetición, pero a la vez porque se trataría de una imposibilidad completa. No se puede regresar a economías recolectoras o solamente agrícolas, y el respeto o cuidado de la naturaleza no implica la imposibilidad total de explotaciones petroleras o mineras, cuando estas son controladas en sus efectos ambientales, y pueden brindar servicio económico importante a la sociedad.

A la vez, un país está dentro de condiciones de economía internacional que no elige ni controla, y desde ese punto de vista sería imposible mantenerse fuera de cierta mínima necesidad de intercambio y competitividad internacionales. Lo contrario implicaría la ruina económica, al quedar fuera de parámetros globales de crecimiento y avance tecnológico (aspectos estos en los que el actual Gobierno ecuatoriano ha mostrado muy buen rendimiento).

Pero a la vez, el Buen Vivir debe permear toda la visión sobre lo económico y social en cuidado ambiental, uso del tiempo, comunicación interpersonal, respeto a la naturaleza y a las personas. Ha de ser una inspiración férrea de los proyectos de gobierno que imponga estilo y ponga límites, por ej., a las actividades de extracción minera y a las modalidades y fundamentos del modelo productivo, tanto como a la invención y aplicación de
tecnologías. Todo un desafío, sin dudas, para un país que quiere tanto el vivir bien, como el sostener una economía eficiente que lo ayude a lograrlo.

Contenido externo patrocinado