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El Telégrafo
Fander Falconí

Breaking Bad

17 de septiembre de 2014

Breaking Bad dibuja la transformación de un buen hombre en un monstruo. ¿Cómo se echó a perder el protagonista? Sabemos que el detonante fue conocer su sentencia de muerte, escrita en un certificado médico. ¿Se cansó de ver injusticias o le cogió más fuerte el amor filial? A ratos, parecería que fue algo más fuerte, como la rebeldía contra una sociedad consumista que trata a sus miembros como mercancías desechables.

En Breaking Bad (’Volviéndose malo’ o ‘Dañándose’), la famosa serie de televisión estadounidense creada y producida por Vince Gilligan, se aprecia la extraordinaria transformación de un académico en mafioso de la droga.

La serie relata la historia de Walter White (Bryan Cranston), un incógnito profesor de química, a quien le diagnostican un cáncer de pulmón. Ante la presión, empieza a cocinar y traficar metanfetamina (una fuerte droga estimulante), con la finalidad de pagar su costosa terapia y con ello ayudar a su familia.

Al inicio de un periplo sin retorno, junto a su exalumno Jesse Pinkman (Aaron Paul), cocinan la droga en forma artesanal, en una furgoneta o en casas clandestinas, pero luego se sofistican hasta que llegan a ser los más importantes proveedores. Incluso crean su propia marca, la metanfetamina azul de alta pureza.

Durante muchos capítulos de la serie, retrata, en forma impecable, el declive de la sociedad capitalista más opulenta del planeta. La venta libre de armas, los altos índices de depresión, drogadicción, asesinatos y suicidios en Estados Unidos, son pruebas del alto grado de deterioro de la sociedad capitalista en su nivel superior.

Los problemas del crimen organizado, narcotráfico y lavado de dinero han rebasado las capacidades de las organizaciones tradicionales para definir políticas claras y estrategias conjuntas adecuadas. Hasta el momento no existen respuestas ni resoluciones concretas, la drogadicción se enfrenta con medidas represivas y no con propuestas creativas de salud pública.

Breaking Bad fue ambientada y producida en Albuquerque, Nuevo México, que es la ciudad con mayor índice de asesinatos y robos en EE.UU. Presenta en varias escenas los problemas de la vecindad entre EE.UU. y México. En la vida real, el alto consumo de estupefacientes ha configurado el escenario apropiado para el aparecimiento del crimen organizado y los poderosos carteles del narcotráfico, con todo su efecto devastador en la colectividad mexicana.

Se han modificado muchos ámbitos de la vida del país limítrofe con EE.UU., del que le separa un gigantesco muro construido para contener las oleadas de migrantes mexicanos y de diversos países del Sur.

Breaking Bad ha sido aclamada por la crítica. Más allá del drama personal del cincuentón Walter y de su familia, a la que arrastra hasta el abismo, la serie enfrenta cuestiones reales y complejas de la sociedad estadounidense actual. La  crudeza de los episodios llevó a la novia del productor a realizar este comentario con tintes religiosos: “Quisiera seriamente creer que hay un cielo, pero al menos, luego de ver Breaking Bad, sé que sí existe un infierno”.

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