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El Telégrafo
Samuele Mazzolini

Brasil: fin del neoliberalismo mitigado

02 de diciembre de 2014

Hace algunas semanas había señalado que las victorias de Dilma y Tabaré en Brasil y Uruguay representaban motivos de alivio, mas no de entusiasmo. Las razones de esta desilusión son claras: ambos países han sido gobernados en los últimos años por fuerzas políticas que sí han arrebatado la hegemonía política a la derecha neoliberal, pero lo han hecho manteniéndose en el mismo terreno del enemigo. En extrema síntesis, no es posible desmerecer el alcance de los programas asistenciales que han sacado de la pobreza y mejorado las condiciones de vida de millones de personas, pero a la vez no se puede dejar de observar una continuidad, en el manejo económico, con buena parte de los preceptos a la base del Consenso de Washington. Una especie de neoliberalismo mitigado, en otras palabras.

Argumentaba, además, que los grandes inversores y el capital internacional, ahora que la crisis en Brasil se ha hecho más visible, han dejado de apostar por el modelo de paz social representado por el PT, requiriendo intervenciones en el campo económico mucho más drásticas. Caída la opción de Aécio Neves, en Brasil parece que la misma Dilma está tomando la posta de complacer más cabalmente a los fervientes neoliberales, disolviendo -incluso- esa tenue sensación de alivio que había probado mientras derrotaba al heredero de Fernando Henrique Cardoso. Como había escrito, hasta cuando se siga coqueteando con ese modelo económico, la versión real del neoliberalismo estará siempre detrás de la esquina, pero en el caso de Brasil, esta horrífica manifestación parece haberse concretado ya con el cuarto mandato del PT, colocando el partido de Lula cada vez más cerca de las degeneradas socialdemocracias europeas. Tal vez lo que esté ocurriendo es el preludio del fin de ese neoliberalismo mitigado del cual Brasil fue el ejemplo más paradigmático.

Las elecciones de Dilma para su nuevo gabinete no dejan espacio a la duda. El todopoderoso ministro de Economía escogido por la reelecta Presidenta es Joaquim Levy, formado en la Universidad de Chicago (Do you remember the Chicago boys?) y  fiel adherente a esa escuela de pensamiento económico. Dicho paso ha sido acompañado por una serie de medidas que eran parte del programa económico de Aécio Neves: el Banco Central subió las tasas de interés, se incrementó el precio del combustible y el Banco Nacional del Desarrollo redujo sus préstamos. Más medidas en esta línea están destinadas a seguir ni bien Levy tome posesión del cargo.

Otro nombramiento extremadamente polémico ha sido el de Katia Abreu, empresaria de la ganadería, lobista del ramo agropecuario y bautizada en el pasado como ‘Miss Deforestación’ por Greenpeace. Será la futura Ministra de Agricultura. Malas noticias para las comunidades indígenas y los que quieren proteger el ‘pulmón del planeta’. En fin, ¿estamos realmente seguros de que las elecciones no las ganó Aécio Neves?

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