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El Telégrafo
Guido Calderón

Bioindigencia

23 de febrero de 2014

Hace un tiempo, al ingresar a la casa de un científico amigo mío, me dijo emocionado: “Guido, eres la segunda persona en el mundo que ve esta flor”. Me sentí honrado. Mi amigo camina por las montañas selváticas que hay entre Baños y Puyo, buscando especies nuevas, jamás registradas.

Este sector es la fusión de Andes y Amazonía y la unión entre el Parque Nacional Llanganates y el Parque Nacional Sangay, Patrimonio Natural de la Humanidad, misma condición de las islas Galápagos. Si Ecuador es el país de mayor biodiversidad del planeta, este sitio es el de mayor biodiversidad del Ecuador, por lo que es normal que el ingreso de científicos signifique el descubrimiento de nuevas especies de flora y fauna.

Actualmente, esta vía, conocida como la Ruta de las Cascadas, es un emporio de actividades turísticas: ciclismo, rafting, canyoning, paraderos, pesca deportiva, comida típica, paisajes bellísimos, alternados con docenas de aserraderos, donde cada día miles de árboles de todas las especies son convertidos en tablillas para cajones de frutas que son desechados al primer o segundo viaje.

No se siente ninguna presencia del Ministerio del Ambiente (MAE), pues cada día aparecen más aserríos con montañas de trozas que se transforman en pocos días en montañas de aserrín. Entre las poblaciones de Río Verde y San Francisco se pueden ver hasta tres aserraderos juntos al filo del camino. Pero si el MAE no quiere intervenir, debería hacerlo el Ministerio de Relaciones Laborales. Niños trabajan sin la menor protección bajo un plástico a manera de techo. Mujeres arman cajas sentadas debajo de una lata de zinc a la intemperie, con el ventarrón que caracteriza a este sector. Ancianos cargan las pesadas trozas y pasan por sierras que no tienen la más mínima protección industrial. Un mal empujón y adiós dedos o manos. Obviamente nadie gana el sueldo básico ni están afiliados al seguro social.

Es un espectáculo doblemente deprimente el que ven, fotografían y filman los miles de turistas que pasan diariamente: árboles destrozados en condiciones laborales infrahumanas. La africanización de la depredación. Bioindigencia. Puedo parecer repetitivo, pero dos recursos naturales de valor genético incalculable cada día son depredados en un país que se enorgullece de tener la primera Constitución del mundo que le da derechos a la naturaleza… exceptuando la de esta zona ecoturística. Mañana habrán talado estos valiosos bosques, sus taladores estarán más pobres que ahora y los turistas verán montañas muertas.

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