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El Telégrafo
Aníbal Fernando Bonilla

Batalla de Pichincha: 193 años de la gesta heroica

26 de mayo de 2015

Es relevante releer los pasajes históricos que contribuyeron a la configuración patria. Es así que el 24 de Mayo de 1822 tiene una especial connotación en los anales de la vida nacional. Precisamente es en el campo de batalla en donde se fragua el ideal emancipador -contrario al dominio colonial- caracterizado por las naciones que tuvieron como certificado de nacimiento el acervo bolivariano.

La fecha anotada, ciertamente, tiene antecedentes insoslayables que merecen ser descritos. Es así que el 10 de Agosto de 1809 fue el punto de partida respecto del ansia libertaria de prohombres que entregaron su vida un año después, con la finalidad de proclamar la independencia. Luego, otro momento significativo fue el 9 de Octubre de 1820, cuando Guayaquil se levantó con su peculiar rebeldía costeña. A renglón seguido, vino igual proclama en Cuenca en noviembre del mismo año, y en gran parte de lo que hoy es la Sierra centro de nuestro país. Aunque esos esfuerzos hayan tenido dificultades ante el posterior control de las tropas realistas.  

Esta fue una época convulsionada por los afanes de reivindicación republicana, en tanto las fuerzas realistas propugnaban la defensa irrestricta de la monarquía, aun a sabiendas del oprobio causado por la autoridad española, con la complicidad de ciertos segmentos de la sociedad criolla. Pero más era la fuerza de cambio imperante en las mentes influidas por la Ilustración y fenómenos universales como la Revolución Francesa, que determinaron avanzar en el objetivo supremo en pos de la autonomía ciudadana en estas tierras fértiles. Ante lo cual, por pedido expreso del Libertador Simón Bolívar -a quien le vendría resistencia desde Pasto- en 1821 arribó a Guayaquil Antonio José de Sucre con el afán infructuoso de interponer sus buenos oficios para convenir la anexión del puerto a la República de Colombia, a través de intensos diálogos entre sus pares. Sin embargo, de no alcanzar tal propósito, Sucre preparó las estrategias necesarias para conformar un fuerte ejército que le permitiese recorrer los chaquiñanes de la patria en ciernes, hasta alcanzar la cima del Pichincha el 24 de Mayo de 1822.

Sin embargo, esta empresa tuvo más de un obstáculo, ya que la soldadesca enemiga empleó sus recursos militares y experiencia bélica para impedir la vertiginosa posesión de los cerca de tres mil patriotas en suelo quiteño. Al amanecer del día detallado, Sucre cercó las laderas de la cima del volcán Pichincha, sosteniendo una ofensiva que le valió al mediodía el triunfo de sus tropas conformadas a más de connacionales, por venezolanos, neogranadinos, ingleses, irlandeses, y como refuerzos de José de San Martín, por argentinos, peruanos y chilenos.

La derrota de las huestes del general Melchor de Aymerich, último presidente de la Real Audiencia de Quito, tuvo enorme significado en el contexto continental. En la batalla de Pichincha sobresalió el talento y capacidad de Antonio José de Sucre, aquel gran mariscal de dotes militares, soltura política y diligencia diplomática.

Igualmente, hace 193 años descolló la heroicidad de Abdón Calderón Garaicoa (de padre cubano y madre guayaquileña), cuya edad apenas frisaba los 18 años, quien demostró valentía en el combate, continuando en el teatro de los acontecimientos, pese a recibir varias heridas. En días posteriores falleció ante el debilitamiento de su salud. (O)

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