Callar ante la violenta escalada furore teutónico nazi del gobierno de Netanyahu sería imperdonable acto de cobardía.
Me declaro solidario con el pueblo palestino, y en particular con los habitantes de la Franja de Gaza, que anhelan tener un Estado soberano, sin que su vecino, protectorado USA, que les declaró la guerra en 1947 y es culpable de crímenes de guerra, mantenga ocupado su territorio detrás de un ignominioso muro, condenado por las Naciones Unidas como violatorio a la Carta de la ONU y al derecho internacional, y que sigue construyendo asentamientos ilegales, atacando viviendas, exterminando familias enteras, lanzando toneladas de explosivos, aun contra hospitales y escuelas, y bloqueando la Franja de Gaza por tierra, agua y aire, dejándola sin combustible y electricidad, convertida en gigantesca cárcel.
Como consecuencia de estos actos terroristas, vandálicos, criminales, quedan decenas de muertos, la gran mayoría civiles, niños, ancianos, mujeres y centenares de heridos. La insania gubernamental ha masacrado con misiles hasta a un grupo de jóvenes reunidos en una playa para ver el partido del mundial de fútbol entre Argentina y Holanda. Y como si fuera poco, soldados israelíes roban propiedades.
Las imágenes que proyecta la TV son suficientemente dramáticas como para permanecer de brazos cruzados, insensibles ante los criminales ataques de un Estado típicamente colonialista, con apoyo gringo, germano y galo.
Que los palestinos puedan llevar una vida digna, no sometidos a la arbitrariedad sistemática de invasiones a su territorio. Llegó la hora de definir la creación de dos estados independientes, sin más contemplaciones al invasor.
Es un deber demostrar con hechos la solidaridad a los palestinos, en particular a los de Gaza; apoyar al presidente del gobierno de la Unión Nacional Palestina, Mahmud Abás, y al Comité Nacional Palestino de la campaña de boicot, desinversión y sanciones a Israel. Hay que hacer que Israel desista de su obsesión diabólica, asuma sus responsabilidades y cumpla las resoluciones de las Naciones Unidas.
Añoro la pluma del gran Juan Montalvo. No será el machete de la resistencia palestina el que dará el golpe final, sin la contribución humanitaria de la pluma de todos los que puedan expresarse solidarios, desenmascarando la violencia genocida del gobierno de Netanyahu, y contribuyendo a crear opinión mundial de oposición al Estado invasor israelita.
“Para hacer la paz, se necesita valor, mucho más que para hacer la guerra… para decir sí al encuentro y no a los enfrentamientos”. Papa Francisco.