Publicidad

Ecuador, 01 de Octubre de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Fander Falconí

Banca y regulación

09 de julio de 2014

@fanderfalconi

El Gobierno Nacional envió a la Asamblea Nacional el Proyecto de Código Orgánico, Monetario y Financiero, con el carácter de económico y urgente. Se trata de un código muy complejo, ya que integra un conjunto de normas y reglas sobre el sistema financiero del país. Un aspecto medular del proyecto es la regulación de las instituciones financieras.

En el mundo capitalista, la falta de regulación y supervisión del sistema financiero ha generado monstruos bancarios que, al ser demasiado grandes para quebrar, alcanzan una situación de tanto poder que les permite hacer operaciones, cada vez de mayor riesgo, porque saben que el Estado y los habitantes de un país serán, en última instancia, quienes tendrán que pagar por su quiebra para evitar que todo el sistema económico colapse. Ante la ausencia de regulación, los bancos tienden a maximizar rentabilidad, sin medir el riesgo.

Desde que el neoliberalismo reemplazó al pacto capitalista liderado por Estados Unidos luego de la II Guerra Mundial, el capital industrial fue desplazado por el capital financiero como el mecanismo referente de acumulación a escala mundial. Para hacer esto se desataron las restricciones que mantuvieron controlado al capital financiero luego de la debacle de la Gran Depresión -la crisis capitalista de los años treinta del siglo pasado-, al punto que la libertad del capital financiero convirtió libertad en libertinaje, desembocando todo el sistema en la crisis de 2008 con las hipotecas de alto riesgo subprime. Los hombres del dinero lograron más poder… ¡Y más dinero!

El sistema financiero necesita regulación. Esto podría explicarse en dos niveles. En el ámbito microeconómico, los bancos prestan un servicio público que es, básicamente, un servicio de depósito, en el que los derechos y obligaciones del banquero y del depositante deben quedar muy bien determinados, y como se trata de dinero, que es un bien fungible como ningún otro, se requiere un ‘tercero confiable’, que es el Estado, que encarna el interés de toda la sociedad, regulando y supervisando el sistema financiero de manera independiente.

En el nivel macroeconómico, los bancos proveen préstamos y liquidez, y eso es fundamental para la economía. El tercero confiable, el Estado, debe velar porque el sistema económico se mantenga líquido y porque existan incentivos suficientes como para canalizar el crédito a las demandas de la economía (inversión, producción, consumo, comercio exterior).

Por lo tanto, la regulación y el control bancario deben ser aislados de los banqueros, para que no suceda lo que ocurrió en el período 1998-2000: una masacre económica provocada por el mal manejo de personas inescrupulosas. No nos olvidemos tampoco que los banqueros, que han huido de la justicia ecuatoriana, en su momento marcaron la agenda pública del país.

Todos, salvo pocos banqueros, estamos de acuerdo con que es necesario que la actividad financiera retorne a cauces funcionales al desarrollo humano. Esta reflexión debería ser el punto de partida de la discusión sobre el código.

Contenido externo patrocinado