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El Telégrafo
Juan Montaño Escobar

Balón y marimba

07 de enero de 2015

Balón y marimba, dos instrumentos para liberar mentes o perpetuar prejuicios racistas; unas veces la explicación historiográfica y antropológica consigue narrar la travesía humana y otras es poner límites a las capacidades con ciertas actividades. Fútbol y música se exponen como los extremos exitosos alcanzables, se ilustran con nombres y hazañas para reforzar el estereotipo. El liderazgo afroecuatoriano cae en la trampa, para mostrarse y mostrar nuestras potencialidades se apresura a rechazar el fútbol y la música, el balón y la marimba. “No somos eso”, saltamos cuando alguien nos restriega el estereotipo camuflado de halago. Es acto inútil esa negación, siempre lo será; no porque se sumen negaciones con alardes intelectuales se adquiere un valor positivo. Balón y marimba, fútbol y música; son derechos, razones y continuidad de resistencia irrenunciable. Es una interpretación filosófica de los saberes del Abuelo Zenón.

No deberíamos desgastarnos tratando de convencer a la sociedad mayor que no solo somos los dueños del balón y de la rumba, porque no entiende o no logra percibir la totalidad reduccionista y malafesiva de sus estereotipos sobre el Pueblo Negro. La incomprensión es por el uso parcializado y permanente de aquellos instrumentos ideológicos de mejorar entendederas (sistemas de educación y difusión mediática) en su conservación. Más que la mala leche, es el proceso de afirmación cultural y social para amistarse con el balón y hallar armonías en las plaquetas de chonta; hasta ahí se ha llegado después de superar dificultades e iniciar y completar andaduras. Es resultado transitorio y parcial de unas búsquedas políticas. Ulises de la Cruz, palabras más, palabras menos, lo dijo: “Alguna vez la selección ecuatoriana de fútbol debería estar llena de blanquitos y al mismo tiempo que las universidades de negros”.

A nuestra resistencia se trata de imponer una contrarresistencia, a la desestandarización del producto intelectual de los grupos oprimidos, unas maneras cosméticas del estándar, son luchas políticas por otros medios, su escenario es la cotidianidad, con lenguajes y actos. Algunos de esos medios: imagen estereotipada invariable por el sustento ideológico racista, negación de los significados históricos de las acciones humanizadoras, dilatadas letanías explicativas del porqué los estereotipos raciales, ‘metabolismo’ cultural de los estándares prejuiciados para el uso (y abuso) habitual, entre otros.

Los estereotipos raciales son pesos muertos en el afán revolucionario de una sociedad; son las diferentes velocidades de los componentes sociales, sus contradicciones y frenos; son las insatisfacciones decantadas. El balón y la marimba son extensiones de un pensamiento liberador y no solo una oportunidad para destacar, compensa a individualidades y acumula gratificaciones colectivas, por eso se mezclan aprecio y rechazo cuando la sociedad mayor insiste en eternizar una imagen simplificada de la gente negra.

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