Del 25 al 29 de enero se realizará en La Habana la II Cumbre de la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe (Celac), coincidiendo con el 161 aniversario del nacimiento del héroe nacional de Cuba, José Martí. Ello no es casual; es un reconocimiento y homenaje a uno de los grandes precursores del sueño de la Patria Grande.
La mayoría de los héroes de la primera independencia compartió el anhelo de unir a la región que liberaron del colonialismo español, en un haz de Estados que tenía en común una misma historia, lenguaje e idiosincrasia. Ellos avizoraban los nuevos peligros; Martí diría: “Es la hora del recuento y la marcha unida, y hemos de andar en cuadro apretado, como la plata en las raíces de los Andes”; y antes, en 1829, desde Guayaquil, Bolívar advertía: “Los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia para sembrar América de miseria en nombre de la libertad”. Tanto el venezolano como después nuestro Eloy Alfaro, quisieron reunir a las naciones hermanas para, juntas, incidir sin desventajas en el concierto internacional. Parecidos adversarios frustraron sus propósitos, pero el germen quedó.
José Martí, junto a los demás precursores de la integración, es también uno de los responsables históricos del cambio de época que vivimos.En el clima integrador que vivimos a partir del triunfo electoral de regímenes democráticos y soberanistas, en Venezuela con Chávez y Argentina con Kirchner y la presencia permanente de la Cuba de Fidel, han tomado cuerpo esos ideales y se han traducido en la constitución de instituciones como ALBA, Unasur y Celac, desde las cuales, en la ‘primavera latinoamericana’ que vivimos, con Rafael Correa en Ecuador, Lula y Dilma en Brasil, Cristina Kirchner en Argentina, Evo Morales en Bolivia, Daniel Ortega en Nicaragua, José Mujica en Uruguay, se ha conseguido que, por encima de diferencias ideológicas, se consolide el proceso, pese a los intentos desintegradores de los adversarios de siempre.
Es en ese ámbito que se cumplirá la II Cumbre de la Celac, con el objetivo de convertir a toda la América Latina y Caribeña en zona de paz, en la cual los conflictos se resuelvan mediante el diálogo y que la lucha se dé en conjunto contra el hambre y la desigualdad.
Posiblemente se convocará a Puerto Rico, aún colonizado pero con profundas raíces comunes, para sumarse al numeroso grupo.
Cuando a Fidel prisionero lo interrogaban acerca del autor intelectual del Moncada, él respondió: “José Martí”. El héroe cubano, junto a los demás precursores de la integración, es también uno de los responsables históricos del cambio de época que vivimos.