La investigación y capacitación técnica para el aprovechamiento de los Recursos Naturales Renovables (RNR) en nuestro país, históricamente orientada a los productos primarios de exportación, como son el café, cacao, banano. Los cuales corresponden a nuestra producción exportable y para su tecnificación, contaron con los insumos y mecanización de origen externo, apoyo para cumplir el objetivo de aumentar la productividad sin considerar las consecuencias posteriores ambientales.
En las décadas del 50 y del 60, buscando resolver la necesidad creciente de alimentos, originada por el potencial aumento de la población mundial, se realizaron investigaciones de cultivos de productos agrícolas básicos para la alimentación, como son: trigo, maíz, arroz. Se estableció el Centro Internacional de Mejoramiento del Maíz y el Trigo (Cimmyt) de México y el International Rice Research Institute (IRRI) de Filipinas para el arroz. En los países como el nuestro se procedió a instalar centros para replicar estas prácticas y capacitar a los técnicos, los cuales, como servicio a la comunidad agronómica, fueron impulsados por los gobiernos y las empresas productoras de insumos.
El conjunto de las investigaciones agrícolas realizadas obtuvo éxitos notorios en la tecnificación de los cultivos y fueron reconocidas como la ‘Revolución Verde’.
La difusión de estos conocimientos en los llamados ‘paquetes tecnológicos’ (conjunto de prácticas agrícolas de producción intensiva) era de indispensable aplicación para obtener los resultados de producción de las semillas mejoradas.
De esta forma quedó centralizada la tecnificación para el aprovechamiento de los RNR, para la producción de los principales productos básicos para la alimentación y los destinados a la exportación, así como la capacitación de los técnicos agrícolas dentro de estas prácticas.
La asimetría de la relación financiera entre los costes de importación de las transnacionales que cuentan con mercados establecidos y la de los ofertantes de producción exportable aumentaron por el coste de los paquetes tecnológicos originados en los países industrializados, creciendo la brecha económica entre los países en desarrollados y los que están en vías de desarrollo.
Esta asimetría de costes de la capacitación y tecnificación de la actividad agrícola (sustento económico de nuestras exportaciones) evidencia la urgencia de la revisión de nuestra matriz productiva para enfrentar los competitivos mercados internaciones de libre tornando indispensable la revisión la estructura de la composición social de nuestro sector agrícola en el cual es evidente la concentración de la propiedad de las tierras de cultivo, mientras que el número de Unidades de Producción Agrícola (UPA) con superficies menores de 10 hectáreas representan el 75% del total de las UPA, las cuales en superficie cubren solamente el 12% del área agrícola. Asimetría que constituye probablemente el principal problema estructural de la economía del Ecuador.