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El Telégrafo

¿Asilo o refugio para Assange? (II)

14 de agosto de 2012

La madre lucía serena en aquella reunión desarrollada en Quito, la urbe del cielo azul. Se veía tranquila porque sabía que se encontraba en Ecuador, este país pequeño, pero de accionar valiente y soberano. Esta nación amiga de su hijo Julian, aquella figura  que despertó al mundo con verdades y documentos antes solo sospechados por unos cuantos.

El hombre que corrió los velos de la falsedad y del engaño en que los poderosos de la Tierra trataban de mantener a la humanidad. Pero si alguien se obligaba a ser especialmente observador, vería un leve temblor en las manos de Christine Assange, y descubriría también que a la atractiva mujer de serena belleza se le humedecían los ojos más allá de lo normal cuando hablaba de su hijo, de su niñez, de sus estudios, de sus logros profesionales. Y eso lo comprendieron los jóvenes ecuatorianos que la aplaudían en cada frase suya, así como los más de 60 estudiantes extranjeros cuando la visitante expresaba sus palabras cargadas de emoción.

Muy pocos son los países de Occidente que mantienen aún la sentencia de muerte. Y Estados Unidos es uno de ellos. Al ventilarse el caso de Julian Assange en el mundo, conocidas personalidades de todas latitudes se pronunciaron al respecto. Las opiniones más duras provienen de la nación del Norte y especialmente del Pentágono, que ha sido el ente mayormente  afectado por la filtración de documentos diplomáticos muy comprometedores. Sarah Palin, la ex gobernadora de Alaska y ex candidata a la vicepresidencia de Estados Unidos por el Partido Republicano, le pidió a Obama que capturara a Assange, pues esto debería tener la misma urgencia que perseguir a Al Qaeda y a los dirigentes talibanes. Otros dijeron que Julian Assange debería ser asesinado. Y todo esto sin medir las consecuencias, justamente en el país donde no son desconocidos los asesinatos protagonizados por enfermos mentales que atacan masivamente sin razones aparentes.

Pero la reacción positiva en el mundo a favor de Julian Assange se apresuró en hacerse escuchar. Ante la detención del fundador de WikiLeaks, se crearon diversas plataformas en Internet, de apoyo a su libertad. A su vez, artistas, científicos, filósofos, escritores, así como primeras figuras de la política mundial, congresistas, ministros y jefes  de Estado, entre ellos Lula da Silva, siendo presidente de Brasil; y un vocero de la casa de gobierno de Rusia protestaron severamente.

Y volvamos a lo prioritario: en circunstancias tan peligrosas para la vida de Julian Assange, ¿conviene para la protección de los derechos de este hombre, cuya vida corre ahora un grave riesgo, que el Ecuador se pronuncie por el asilo político o por el refugio a su favor? ¿Cuál es la diferencia? Mientras que el asilo es aquella institución en virtud de la cual un Estado ofrece protección a determinados individuos que no poseen su nacionalidad y cuya vida, libertad y derechos fundamentales se encuentran gravemente amenazados o en peligro, por actos de persecución o violencia derivados del comportamiento activo, o por la omisión de un hecho por parte de terceros Estados, el ciudadano debe demostrar que tiene temor fundado de que su vida se encuentra amenazada por su filiación política, identidad de género, religión u otras circunstancias que atenten en contra de su integridad física. Además, se debe tomar en cuenta que si Ecuador le otorga a Assange la calidad de refugiado, el fundador de WikiLeaks automáticamente estaría bajo la protección del Alto Comisionado para los Refugiados de las Naciones Unidas (Acnur).

Por otra parte, cabe analizar que el sistema jurídico internacional es voluntario, no es obligatorio. Así también, la Convención de Caracas, firmada en 1954 y que reconoció el asilo político, solo puede ser aplicada por los países que conforman la Organización de Estados Americanos que son signatarios de ese instrumento. Y los británicos no reconocen lo señalado en la Convención de Caracas. Pero como el Ecuador es un país tan soberano como justo, sin duda que mediante el asilo o el refugio irá al rescate de quien en los últimos tiempos le hizo conocer al mundo la verdad, por mucho que ella haya desenmascarado a los más poderosos.

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