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El Telégrafo

¿Asilo o refugio para Assange? (I)

07 de agosto de 2012

Desde el martes 19 de junio de este año 2012, un australiano de 41 años se refugia en la embajada del Ecuador en Londres en donde ha solicitado  asilo político. Experiencia inédita ésta para nuestro país en sus relaciones con la comunidad internacional.

Julian Assange, cuyo nombre ha trascendido en los últimos años todas las fronteras existentes, es un perseguido de la “justicia” mundial, que en descarado engranaje transcontinental -así suceden las cosas cuando entran en juego  los intereses o las decisiones de alguna de las grandes potencias- ha movido sus piezas tanto en Inglaterra como en Suecia y aun en Australia, la patria del fundador de WikiLeaks, a fin de facilitar su extradición a Estados Unidos donde las fuerzas ultraconservadoras están exigiendo que se lo juzgue por espionaje y traición, lo que podría llevarlo hasta la pena de muerte.

¿Pero quién es este hombre que ha logrado hacer estremecer de rabia a los United States y qué tremendo delito ha cometido? Assange es uno de los más destacados programadores, periodistas y activistas de Internet contemporáneos, conocido por ser el fundador, editor y portavoz del afamado sitio web WikiLeaks.

Es sin duda uno de aquellos genios de la cibernética de la actualidad, capaz de lograr hazañas increíbles en el infinito mundo de la informática. Sus experiencias de adolescencia comprenden la integración de un grupo de hackers llamado “Subversivos Internacionales”. Como consecuencia de la persecución policial, se declaró culpable de 24 cargos por delitos informáticos y fue liberado tras el pago de una multa de 2.100 dólares australianos.

En Islandia, Assange y otros activistas realizaron el video “Asesinato colateral” y en ese mismo año, al regresar a Australia, se le quitó y canceló su pasaporte. Sin embargo, aparentemente se considera su mayor delito el haber publicado “más documentos clasificados que toda la prensa mundial junta”, como él mismo afirma. Y añade, “eso no lo digo para demostrar nuestro éxito, pues más bien muestra el alarmante estado del resto de los medios de comunicación. ¿Cómo es que un equipo de cinco personas ha llegado a mostrarle al público la información más reprimida,  a ese nivel, que el resto de la prensa mundial junta? Es vergonzoso”.

Aquellos documentos denuncian delitos consentidos por el Pentágono y muestran las infracciones cometidas durante “la guerra contra el terrorismo” emprendida por el Gobierno de Estados Unidos y sus aliados, como el ataque aéreo a Bagdad el 12 de julio de 2007, los diarios de la guerra de Afganistán y los registros de la guerra de Irak. Para cerrarle los caminos, en Suecia se lo acusó de violación menor y acoso sexual, pero luego de pocas horas la fiscal retiró los cargos por no encontrar motivos para sospechar de él, de acuerdo a lo que publica Wikipedia.

Más adelante, en septiembre de 2010, una fiscal superior de Suecia ordenó reabrir la causa por un presunto delito de violación, por lo cual solicitó la intervención de la Interpol. Esto lo llevó a Assange a presentarse en una comisaría de Londres por su propia voluntad y poco después fue puesto en libertad bajo fianza. Pese a lo anterior, las incongruencias no cejaron. Un juez británico autorizó la extradición de Assange a Suecia, y actualmente sus abogados, con el ex juez español Baltasar Garzón dirigiendo el grupo, temen que desde Suecia se facilite su extradición a los Estados Unidos.

Refugiado como está Assange en nuestra embajada en Londres, ¿qué conviene más en este caso: el asilo político o  el refugio? Y finalmente, ¿ustedes recuerdan el famoso caso de los Rosenberg, Ethel y Julius, que después de un doloroso proceso acusados de espionaje y traición a la patria, durante la década de los años 50, fueron ejecutados en la silla eléctrica de la cárcel de Sing-Sing? ¿Y acaso recuerdan -tales hechos fueron tratados décadas posteriores por la prensa mundial- que, trece años después, David Greenglass, hermano de Ethel, confesó públicamente que la acusación que les hiciera y que los llevó a la muerte fue falsa, pues, en busca de reducir su condena y presionado
por los del FBI, incriminó a sus familiares y dejó huérfanos a sus pequeños hijos de 3 y 7 años?  ¡Lo que puede hacer la “justicia” de la pena capital!

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