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El Telégrafo

Asalto al cuartel Moncada

27 de julio de 2012

Ayer  se cumplieron 59 años de las acciones valerosas que iniciaron la lucha armada contra la dictadura del sargento Fulgencio Batista. Aquel día se produjeron ataques a los cuarteles Guillermo Moncada, asentado en Santiago de Cuba, y Carlos Manuel de Céspedes, situado en Bayamo.

La acción de Bayamo tuvo como objetivo apoyar a los combatientes que atacaban el Moncada, evitando el envío de refuerzos. Los participantes fueron 25 jóvenes dirigidos por Raúl Martínez Ararás. Esta acción no pudo culminar con éxito porque -habiendo fallado el factor sorpresa- el armamento ligero de los revolucionarios no permitió enfrentar con éxito el nutrido fuego de las ametralladoras militares.

Ese día, los valerosos jóvenes salvaron sus vidas gracias a la decidida y desinteresada ayuda de los vecinos de Bayamo. Posteriormente, y tras implacable persecución, fueron asesinados por los militares batistianos 10 revolucionarios.

Mientras tanto, en Santiago de Cuba, Abel Santamaría, al mando de 21 hombres, se toma el Hospital Civil. Simultáneamente Raúl Castro, al mando de otro grupo, controla el Palacio de Justicia. Son dos edificios cercanos al objetivo principal. El grueso de combatientes atacó con decisión el cuartel Moncada. Sin embargo, la correlación de fuerzas se tornó desfavorable para los dirigidos por Fidel. En el repliegue muchos fueron apresados, torturados y asesinados.

Fidel y un grupo de sobrevivientes son capturados cuando intentaban evadir el cerco. Los trasladan a la cárcel. Haydeé Santamaría y Melba Hernández también son detenidas.

Entre los 131 jóvenes que participaron en las acciones estuvieron cuatro profesionales, tres contadores y seis estudiantes. Los demás eran obreros, campesinos, artesanos, desempleados. Esta composición revela el deseo de Fidel de situar al pueblo -desde el inicio- como el principal protagonista del proceso revolucionario.

En el alegato de autodefensa “La historia me absolverá”, Fidel establece los objetivos políticos, sociales y económicos del Movimiento, encaminados a resolver los problemas más urgentes del pueblo de Cuba en aquel contexto histórico: corrupción, salud, educación, tierra, vivienda.

Los jóvenes rebeldes se propusieron culminar con los procesos revolucionarios inconclusos que protagonizaron -en su momento- Ignacio Agramonte, Antonio Maceo, José Martí, Julio Antonio Mella, Antonio Guiteras, Rafael Trejo, Rubén Martínez Villena. 

El 26 de julio de 1953 se sembró la semilla que dio frutos el 1 de enero de 1959, día del triunfo del pueblo cubano.
Fidel estuvo en lo cierto: “El Moncada nos enseñó a convertir los reveses en victorias”.

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