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El Telégrafo

Articulistas privados conceden victoria a AP

08 de febrero de 2014

Unos articulistas de medios comerciales, alineados en la oposición al régimen del Buen Vivir, conceden o predicen una abrumadora victoria a los candidatos de Alianza PAIS y sus aliados en la contienda electoral del próximo 23 de febrero para la renovación de los gobiernos seccionales. Según ellos, “todos sujetos a la imagen y popularidad de Rafael Correa”; otros, como argumento, señalan “el acosamiento de la publicidad gubernamental” y con disimulo dejan entrever desconfianza en la fidelidad y transparencia de los resultados en las urnas; y un tercer sector de comentaristas prefiere mantener silencio respecto del desenlace de la campaña y se desvía para tratar temas científicos y técnicos, hasta que pase el vendaval de la jornada cívica.

Por allí, alguien, con la intención de minimizar la solvencia de los candidatos del socialismo siglo XXI y de sus seguidores, afirman que “la muy probable masiva victoria de los candidatos oficiales depende de la figura presidencial, lo cual permite un escenario de gran predominio por parte del Movimiento PAIS”. Otro más avezado acusa “al gran jefe” -así lo llama a Correa- de acaparar propaganda en todo el territorio nacional y de que se hace ostentación oficial de una democracia que no existe y se demuestra, desde ahora, “que hay inequidad electoral”.

En el fondo, los grupos políticos de oposición, desertores y articulistas de la prensa comercial reconocen el liderazgo de Rafael Correa Delgado y, al presagiar otro triunfo en los próximos comicios, lo engrandecen y lo elevan a un altar de admiración y de respeto ciudadano, aunque silencian o no destacan su razón de ser, su vasta obra, social, educativa, salud, vial y de que preside la era del cambio en Ecuador. Insisten en el absurdo de que en este país no se vive en democracia, si -paradójicamente- la prensa en general registra diariamente las actividades de los partidos y agrupaciones políticas, que buscan espacios en los regímenes seccionales. En los gobiernos de línea democrática, el Estado garantiza el ejercicio de la libertad en sus diversas manifestaciones, como el sufragio en este caso. En Ecuador rige una Constitución aprobada en referendo, ahora con 5 funciones del Estado. El presidente Rafael Correa nos representa por la voluntad popular, designado en elecciones libres y democráticas.

En Guayaquil el escenario es diferente. No hay posibilidad de resucitar la sepultada partidocracia. Sus dirigentes, que en su oportunidad no cumplieron promesas, yacen en el olvido. Solo queda el burgomaestre con su Madera de Guerrero, que en busca de otro mandato recibe el apoyo de toda la oligarquía en su desesperación por retener su único y último bastión. En los recientes días, los candidatos del sistema caduco y garrotero arrecian la propaganda electoral con la movilización de la maquinaria municipal, a la cabeza de su líder cantonal, sin la observación y cuestionamiento de los columnistas de los medios ‘independientes’.

A escala nacional, Alianza PAIS se alista a librar otra batalla en el ánfora, para consolidar el proceso de reivindicación social, con el aporte valioso de un moderno sistema de administración municipal que permita llegar a los sectores postergados de la patria.

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