Una casa de apuestas acudió a salvar, de última hora, el contrato de televisión del fútbol ecuatoriano. Debatamos en otra ocasión cuál es el papel de estas empresas millonarias, si deben tener límites o no en su relación con el fútbol. Hoy, lo que corresponde es profundizar en el detalle de la fragilidad del vínculo Goltv-clubes, retratado con el vínculo que encabeza este párrafo.
Goltv, como parte de su discurso, vendió siempre la imagen de su solvencia. Repitieron una y cien veces que eran capaces de hacerse cargo del contrato, incluso con la pandemia encima. Sí, esa pandemia que a usted le dejó sin trabajo, o por la que tuvo que refinanciar las deudas con su banco. Ellos, imperturbables. Y eso que no hubo fútbol durante cinco meses en el 2020.
Pues esta semana claudicaron. Ya no pudieron sostener más esa fachada bien maquillada de la solvencia. La propuesta a los clubes fue asumida por los mismos como impresentable. Goltv pedía entre un 20 y un 50% de condonación de la deuda, ya formalizada y oficializada en USD 13.2 millones, y unos plazos como los que usted y yo pedimos al comprar una refrigeradora.
El mediador de todo este tema es el ausente Miguel Ángel Loor. Ausente porque hace como dos meses no se lo ve en el país. Sus razones tendrá, pero lo cierto es que alguien de su cargo no puede estar arreglando problemas tan graves vía Zoom. Cada vez hay más directivos (los primeros Luis Alfonso Chango y Santiago Morales) que le recriminan su parcialidad con Goltv. ¿Realmente vela por los clubes a los que representa? Que lo digan los hechos.
Loor ha hecho hasta lo imposible por salvar el contrato de Goltv, llegó hasta exponer como un triunfo este vínculo discutible con una casa de apuestas. No caben más descripciones.
El martes será el día en que los clubes acepten el pago de la deuda con la garantía de la casa de apuestas. Y el contrato seguirá, aún cuando sus problemas están a la vista, porque no hace falta ser muy inteligente para saber que 30 millones al año no se sostienen con el pago de una sola cablera.
Por eso el interés del pescado podrido que se vendió, desde parte interesada, con el "virtual" regreso de CNT al negocio del fútbol. La próxima (¿en cuántos meses que faltan para acabar los 10 años de contrato?) puede que ya no haya casa de apuestas que ayude.